Casi todo lo que ocurría en aquella época de la tristemente famosa Guerra Civil Española de los años 1936 a 1939, era lamentable, funesto y acongojante. Los periódicos de cada día reproducían noticias de lo que sucedía en los frentes de batalla y de las medidas represoras que tomaban los gobernantes.

No obstante, había de vez en cuando algún comentario (dentro de lo permitido por la censura) que resultaba al menos anecdótico y que desde la perspectiva de los que vivimos aquella situación bélica y que podemos contarlo todavía, es interesante recordar.

Eran días de la feria de Botigero, las atracciones se encontraban instaladas en la plaza del Cuartel, los "chavales" gozaban con la contemplación de los espectáculos que se exhibían en las casetas. Allí estaba el "húngaro" acompañado de su perro, su mona y hasta un camello, cuyos famélicos animales hacían las delicias de la muchachería danzando al son del pandero en el que al final caían las monedas con un sordo sonido. Los que tenían la fortuna de disponer de algunas "perras" las gastaban en baratijas, por otro nombre "botigas", aunque este nombre resulte anticuado y puede que de ahí proceda la palabra Botigero, y hasta había quienes tenía para subirse varias veces en los "carruseles".

Aparte del comentario festivo de la Feria de Botiguero, se podían leer otras noticias como la de la Comisión de Requisa de Chatarra, en la que se lamentaban del escaso éxito de la recogida, pues entre cobre, latón y aluminio no habían conseguido llenar una caja de las utilizadas para las mantecadas.

Otra nota, que hoy parece insólita, era de la Delegación de Seguridad y Orden Público, en la que se decía: "A consecuencia der noticias obtenidas por el servicio de información e Investigación de esta Delegación, se practicó en el día de ayer un registro en el domicilio de cierto industrial de eta capital, dando por resultado el hallazgo de la cantidad de 900 pesetas en plata y además 158 monedas de cupro-níquel de 0,25. Aparte del atesoramiento de la plata, hecho ya repugnante y de notoria gravedad, el detalle de las monedas cupro-niquel indica claramente el propósito de dificultar las operaciones de cambio de moneda, lo que está de acuerdo con otras circunstancias que han concurrido en el registro practicado. El mencionado individuo ha sido puesto a disposición de la autoridad competente."

Hoy no se entiende que tales hechos pudieran considerarse delictivos, pero sí nos da una idea de que entonces se vivían momentos de privaciones, escasez de subsistencias y pobreza por doquier.