Hace ya bastantes años, cuando colaboraba en Campañas de prevención de accidentes de tráfico y Educación Vial, organizadas por la Jefatura Provincial de Tráfico, disponíamos de películas cortometrajes en dibujos animados que proyectábamos en colegios y centros donde impartíamos las charlas. Entre aquellos cortometrajes, recuerdo uno en el que se ponía de manifiesto los cambios de personalidad que experimentan algunos usuarios de las vías públicas, según sean peatones o conductores de vehículos.

Una misma persona sale a la calle, en calidad de peatón, comportándose con mucha amabilidad y cortesía, cediéndole la acera a los mayores e impedidos, ayudando a cruzar los pasos de peatones y saludando cortésmente a propios y extraños y hasta disfruta aspirando intensamente el aroma de las flores que encuentra en los jardines a su paso.

Pero esa misma persona, llega al garaje para tomar el automóvil que guarda allí aparcado, se sienta al volante, arranca el motor y a partir de ese momento sufre una radical transformación que lo convierte en una fiera desmelenada ( don Homobono se vuelve don Leon de la Rueda). Saca su flamante vehículo a las vías públicas y comienza a vociferar o todo el que encuentra a su paso, adelanta sin control, acosa a quienes lleva delante para que vayan más deprisa, asusta a los peatones que cruzan la calzada, pasa los semáforos al límite, hasta que, con tal comportamiento temerario, provoca el accidente en el que su bonito. "Haiga " queda destrozado y él es conducido en una ambulancia en un lamentable estado físico.