Québien se ven los toros desde la barrera y con cuanta generosidad se dispara con pólvora ajena. Eso es lo que ha hecho el lehendakari Iñigo Urkullu, quien ha advertido a Rajoy y Puigdemont que "ninguna solución es mejor que la acordada". Se acuerda y se dialoga y si ha lugar para ello se acuerda con quien es tolerante, demócrata y racional. El señor Puigdemont no lo es. Se lo ha dicho hasta la saciedad incluso la mismísima UE, quien le ha asegurado que los catalanes están solos y que de producirse algo indeseado, las UE les dará la espalda. Ni por esas. Puigde es como los tres monitos. Solo que este ni oye, ni ve, ni entiende. Sobre todo no entiende.

Urkullu se cura en salud, por lo que pueda o deba hacer el PNV, llegado el caso, en el País Vasco. Porque no conforme con la advertencia que lanza y en la que pretende equiparar a la razón con la sinrazón y la deslealtad de quien es un sedicioso, ha fijado su posición con otra advertencia, la aplicación del 155 "incrementará la fractura entre la sociedad y las instituciones". La Constitución lo deja muy claro. Sólo que para los sediciosos que han sido capaces de saltarse a la torera su propio Estatut, la Constitución es papel mojado. Es curioso que Urkullu diga lo que ha dicho cuando desde el Govern y los partidos independentistas se prepara ya la celebración de un pleno que proclame la Declaración Unilateral de Independencia.

Urkullu, no nos engañemos, quiere seguir los pasos de Puigde, solo que a la vasca. Y prepara el terreno. En el País Vasco ya se han visto pintadas y carteles animando a lo mismo que se ha hecho en Cataluña. Y no sólo eso, están apoyando la estelada. En realidad esos apoyos llegan del lado de antiguos etarras no arrepentidos. Obviamente con gente así no se puede hacer ni patria ni camino. Tienen delitos de sangre, incitaron e incitan al odio y quieren mostrarse ahora como si fueran demócratas de toda la vida y tuvieran las manos limpias, cuando durante muchos años se las estuvieron lavando en la sangre de multitud de ciudadanos españoles, hombres, mujeres y niños. No olvidemos nunca que no se cortaron un pelo a la hora de matar a niños y niñas.

Urkullu, presionado por EH Bildu, o lo que es igual, los restos de Eta, quiere avanzar en un proceso similar en Euskadi al impulsado por los partidos independentistas catalanes, con la inestimable ayuda de Elkarrekin, la franquicia de Podemos en el feudo vasco. Franquicia que ha intentado por todos los medios agrietar el acuerdo de gobernabilidad entre PNV y PSE-EE en Euskadi, utilizando la consabida letanía de Pablo Iglesias, esa referida al apoyo de los socialistas a las medidas impulsadas por el Gobierno de Mariano Rajoy. Es que el día en el que PSOE diga y haga lo que hace Podemos, que se despida de su vitola de partido demócrata por muchos años que respalden su singladura.