Cuanto más alto se está más dura es la caída. Pero la caída de Villar, 28 años siendo presidente de la Federación Española de Fútbol, hace mucho ya que se pronosticaba, por lo que su detención y encarcelamiento no ha sorprendido tanto. Los rumores, las denuncias, las acusaciones se sucedían en torno al poder acumulado por quien había convertido la casa de la gente del fútbol, la Federación, en su cortijo particular, en el que de todo había, según los presuntos delitos que se le imputan por parte de la justicia, desde mordidas y comisiones millonarias, a compra de favores y votos para continuar en el cargo cuando sentía su permanencia amenazada. Lo más llamativo, entre otras imputaciones, parece que ha sido el cobro de percepciones para una empresa de su hijo, también detenido y en prisión, a cambio de organizar partidos amistosos de la selección nacional en países del tercer mundo.

Mientras, continúan las diligencias por orden del juez que entiende el asunto, diligencias que pueden abrir nuevas vías de cara a la corrupción en el fútbol, algo que ya se viene investigando hace bastante y que cuenta con numerosos casos descubiertos a todos los niveles. Es un círculo cerrado que mueve mucho dinero y además a las sospechas siempre habituales se han unido ahora los intereses que se cruzan en el ámbito de las apuestas deportivas. Con la caída de Villar, acaba así, es de esperar, un reinado que se originó de mala manera y que viene a demostrar que ni en el fútbol ni en nada en la vida pueden ocuparse los cargos indefinidamente, por aquello de que si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente, y los abusos se suceden aunque, como ha ocurrido en este asunto. Hasta un coche blindado, como el del príncipe Carlos de Inglaterra, de más de medio millón de euros había comprado la Federación para trasladar a su dirigente, que de inmediato ha sido expulsado de las organizaciones internacionales de fútbol, sin esperar el fallo de los tribunales, como algunos de sus pocos defensores reclaman, pues lo lógico sería que se le exigiese la dimisión enseguida y en caso contrario fuese cesado y relevado, aunque va a ser inhabilitado ya de modo inmediato.

Queda pendiente del fallo judicial una bochornosa historia de desvergüenza consentida que comenzó como consecuencia de una campaña de acoso y derribo orquestada contra el anterior presidente, Pablo Porta, desde una cadena radiofónica. Sin olvidar, desde luego, que durante su largo mandato conquistó España dos campeonatos de Europa y un Mundial, aunque no por Villar, sino a pesar de Villar, por más que luego le sacase buenos réditos económicos a los títulos.Ahora, parada y fonda en la cárcel de Soto del Real, la elitista prisión por la que suelen pasar destacados corruptos. Allí están actualmente un ex presidente del Barcelona, Borrell, el antiguo presidente de la CEOE, Díaz Ferrán, el ex presidente de la comunidad de Madrid Ignacio González, y Jordi Pujol hijo, entre otros de menos renombre. Lo cual está muy bien, pero mejor estaría si se consiguiese que toda esta gente restituyese el dinero ilegalmente obtenido y que de un modo u otro habrán puesto a buen recaudo, para cuando salgan.