El hombre, como ser sociable que es, precisa relacionarse con los demás, para transmitir sus deseos, sus necesidades, sus demandas; para compartir sentimientos, expectativas, opiniones; para colaborar, y aportar, en sus quehaceres profesionales, pues el trabajo en equipo es fundamental para lograr el mayor logro, el mayor rendimiento, el máximo cumplimiento de objetivos, de soluciones a la problemática a cuya solución hay que contribuir con el ejercicio profesional, lo que requiere un alto grado de compañerismo, el máximo posible; para que las relaciones ciudadanas, vecinales, de pertenencia a agrupaciones sociales, cualesquiera su naturaleza; etc., sean las mejores posibles.

La educación y el respeto recíproco, son aspectos que tienen que estar presentes en todo tipo de relaciones humanas para que alcancen, con la mayor eficacia y eficiencia posible, el óptimo que se supone que todo ser humano pretende conseguir en las tareas en las que participa laboralmente, familiarmente, "amigablemente", bueno, es un decir, en este caso; como miembro de la sociedad, etc.

Las relaciones humanas suelen tener distintos grados de intensidad, de confianza, de frecuencia, etc., según el tiempo que se comparta, las obligaciones conjuntas a que hubiere lugar, a los vínculos jurídicos y afectivos; surgiendo, a veces, y cada vez menos, la amistad, que implica más que ninguna otra, por entre otros motivos, su voluntariedad, una sinceridad y consideración máxima entre las partes.

La amistad supone atracción emocional recíproca, formas se ser y de pensar similares, aunque puedan, y debieran, ser complementarias, y, cuando a ello hubiere lugar, sacrificio cuando la otra parte lo precise y empatía siempre; lo cuál, en estos tiempos tan deshumanizados, pero por otra parte tan "pijos" cuando los seres "mimados", "malparidos", "aburguesados", "consentidos", "sin educar", de los que tantísimos hay; para desgracia de las escasísimas personas rectas, educadas y sensatas, etc etc etc; se soliviantan, sueltan "coces" de todo tipo, poniendo en evidencia su falta de la más elemental personalidad, madurez, y comprensión. Todo lo cual dificulta que haya amistad, tal como la define el diccionario de la R.A.E.; y sí haya exceso de "conocidos", "compañeros de trabajo", "familiares", y "saludados".

En fin, una pena, que no se pueda uno confiar a casi nadie, por entre otras razones además de las apuntadas, por la más elemental carencia de discreción, y sí de cotilleo, de calumnia, de injuria, de invención de chismes, cuentos, dimes y diretes?Y se las dan de "guays"?.¡ Manda c?..¡. Pues que se m?..¡ de una p v.

Marcelino Corcho Bragado