Hace unos meses, Pablo Manuel Iglesias declaró que no le gustaba nada de los Estados Unidos, excepto que la gente podía comprar armas y tenerlas consigo. La frase representa exactamente lo contrario de lo que yo opino: "Me gusta el modo de pensar y los usos dominantes en los Estados Unidos, excepto la estúpida libertad para disponer de un rifle o un revólver?". Los viejos western nos muestran cómo se construyó un país a punta de duelos de pistoleros, luchas entre colonos armados con un rifle y rugientes grupos de indígenas que trataban de frenar la pérdida de sus territorios. La conquista del oeste norteamericano, hace un poco más de siglo, estuvo llena de masacres y muertos por pistoleros avezados. De esa herencia, todavía viva, queda la alta estima que tienen las armas de fuego. Cada norteamericano se siente un cowboy potencial, un desposeído, un colono indefenso o es un ser precavido y temeroso que necesita protegerse, por eso abundan rifles, pistolas y todo tipo de armas para uso particular. Por otro lado, Estados Unidos se muestra ante el mundo como una verdadera potencia bélica, con el más moderno arsenal del mundo. Es la supervivencia medieval que subsiste en los Estados Unidos.

La polémica se resuelve con los hechos. Los norteamericanos sufren una verdadera epidemia de masacres en los lugares donde se juntan muchas personas. La tasa de violencia por armas de fuego es una de las más altas del mundo. De nada vale que en algunos Estados de la Unión se mantenga la pena de muerte, esta es una medida que no disuade de nada.

Se dice que España es cronológicamente uno de los primeros Estados. La razón es que los Reyes Católicos, hace más de 500 años, lograron que el Estado mantuviera el monopolio de la violencia legítima. A pesar de nuestras continuas guerras civiles, ese principio ha seguido rigiendo. Lo cierto es que la tasa de violencia en la España actual es una de las más bajas del mundo y se trabaja asiduamente combatiendo la violencia intrafamiliar, que aún arroja cifras elevadas de muerte de mujeres a manos de sus cónyuges.

En algunos países latinoamericanos, donde la violencia es un lastre que arrastran desde hace muchos años, se ha implementado toda una cultura de la "no violencia", está prohibido portar armas, inclusive se prohíben los juegos violentos y los juguetes en forma de armas, eso ha pacificado notablemente el grueso de la población, que hace algunas décadas podía enfrentar un problema de tráfico a pistoletazos, a pesar de ello, siguen existiendo verdaderos ejércitos en grupos subversivos, maleantes y bandas criminales. México, por ejemplo, nos deja aterrados día a día por sus noticias relacionadas con muertes violentas asociadas al narcotráfico.

El control de las armas en manos privadas sería un buen logro para los Estados Unidos. Resulta extraño que uno de los grupos de presión más fuertes en ese país sea la Asociación Nacional del Rifle. El cine norteamericano ha hecho mucho para extender la creencia de que todo el mundo tiene derecho a disponer de armas y nos ha mostrado el inmenso protagonismo histórico que tuvieron las armas en la construcción del país. Están muy bien las condolencias públicas después de cada tiroteo aleatorio con víctimas mortales, o exhibir el más moderno arsenal de armas bélicas del mundo, pero sería mejor una enmienda constitucional para regular el mercado de armamento.