El economista y exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis aspira a una nueva Europa totalmente reconstruida de abajo arriba y cree que lo peor que podría ocurrirnos es el derrumbe del edificio europeo.

Habría problemas de "deflación y desempleo jamás vistos. Sería como un gran agujero negro que absorbería toda la economía mundial", declara en una entrevista con el semanario "Obs" con motivo de la publicación de su último libro (1).

En esa obra, Varoufakis presenta con todo a la UE como una especie de criatura ideada por Estados Unidos para que sirviese de retaguardia al marco alemán después de que Washington renunciase a la idea inicial de convertir a Alemania en una sociedad agraria como castigo por su desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial.

En ese plan ideado por Washington, una Alemania reindustrializada sería "el caballo que tirase del sistema, y Francia, el cochero que manejase las riendas". Es decir, explica Varoufakis, se trató de convencer a París de que si aceptaba el sistema de mercado, "sus administradores estarían en Bruselas y sus bancos administrarías las ganancias alemanas".

Como explica en su libro, la Comunidad Europea sería, según ese plan de Washington, un cártel basado en la industria pesada germana y la burocracia bruselense pasaría a ocuparse de los negocios, alejada de los ciudadanos, sin conflictos, lejos de la política.

Ello explica, según el exministro, que con el tiempo la Unión Europea haya degenerado en "una autocracia inepta, sin alma y antisocial y que los pueblos (de Europa) hayan perdido todo interés en ella".

"Si queremos que la Unión Europea funcione un día, habrá que entender sus defectos de origen para tratar de ponerles remedio en lugar de negarse a reconocerlos, pues esto último sería peligroso", señala el economista griego.

Varoufakis lanzó el pasado mes de febrero en Berlín el movimiento DiEM25, que se ha fijado un plazo de diez años para intentar democratizar en profundidad las instituciones europeas, pues en caso contrario Europa se expone a su desintegración definitiva por culpa de los defectos de sus instituciones y sus malas prácticas.

En su nuevo plan para Europa, el exministro exige, entre otras cosas, total transparencia en el proceso de toma de decisiones, es decir que se difundan en directo las reuniones tanto del Consejo Europeo como del Ecofin y el Eurogrupo.

Hay que gestionar, dice, las cuatro crisis principales a las que se enfrenta el continente, para lo cual no se necesita violentar siquiera las instituciones actuales, sino interpretarlas de modo ligeramente distinto.

Por ejemplo, hay que combatir la crisis de falta de inversiones con ayuda del BCE y del Banco Europeo de Inversiones, reconfigurar la deuda mediante su gestión centralizada, dotarse de una auténtica unión bancaria y luchar con decisión contra la pobreza.

Una vez conseguido todo ello, se podrá crear, explica Varoufakis como remate de su plan ideal, una Asamblea constituyente que se construirá de abajo arriba y que elaborará un documento similar a un nuevo "Contrato social", en el sentido de Rousseau.

El actual "statu quo" no es viable, para Varoufakis, "la obsesión de la deuda cero refleja tan solo la negativa de todo el establishment europeo a admitir los errores cometidos y a reconocer la necesidad de modificar de arriba abajo la arquitectura europea...".

"Está absolutamente claro para mí, tras mi experiencia directa del pasado verano, que si se prolonga la crisis del euro es solo porque Alemania trata de lograr supervisar el presupuesto nacional de Francia".

Y no está claro al mismo tiempo, agrega el exministro, cómo Francia puede aceptar encorsetar su déficit dentro de las reglas impuestas por Europa sin que gane las elecciones el Frente Nacional, que ha hecho bandera de su rechazo frontal del euro.

(1) "¿Y los pobres sufren lo que deben?". Deusto ediciones.