Hace unos días, nuestro diario publicó en la sección de Comarcas las toneladas de basura de todo tipo que los submarinistas había sacado del Lago de Sanabria, esa joya que la naturaleza nos ha reservado para que la miremos y tratemos con todo respeto.

Pocos días después apareció otra noticia semejante, esta vez referida al embalse de Almendra, de cuya margen derecha, en la dehesa de las Pelazas, en el límite de la zona de baños, los buzos sacaron también cuantiosas basuras de toda clase. Estos hecho demuestran que existe un fallo profundo en el espíritu y en la formación cívica de esos ciudadanos que cometen una serie de violaciones de normas. La sociedad de los derechos humanos falla luego en principios básicos. Todas las grandilocuencias sociopolíticas llevan a estos desaguisados que no hacen más que crecer. Nada más hay que asomarse a los pintarrajeados muros de la ciudad.

Todos tenemos la obligación como ciudadanos de cuidar y respetar los bienes públicos, así como la autoridad de actuar dentro de los principios fundamentales.