La muerte de tres niñas portuguesas el 1 de agosto en el término de Cerezal de Aliste, en un accidente de tráfico ocurrido en la N-122, ha disparado la vieja reivindicación del desdoblamiento de esta vía que comunica España con Portugal a través de la capital zamorana. La reacción de agentes sociales y alcaldes ha sido inmediata, lo que ha obligado a los partidos políticos provinciales a salir a la palestra. Lo hizo primero el PSOE para afear al PP su incongruencia respecto a esta vía y después se manifestaron los populares claramente a favor de la conversión en autovía de este corredor, una "reivindicación" y una "prioridad", según declaraciones de cargos provinciales y regionales.

Lo cierto es que en los presupuestos del Estado para 2016 se han incluido menos de dos millones de euros para obras en esta carretera en Zamora y poco más en Valladolid, otra provincia que lleva años clamando sin resultados por completar la A-11 o autovía del Duero, una calzada que cruza Castilla y León desde Aragón hasta el país vecino, muy utilizada por automovilistas portugueses que atraviesan la península en los períodos vacacionales procedentes principalmente de Francia.

Desde el punto de vista administrativo, la última pista sobre la A-11 en el tramo entre Zamora capital y Portugal se pierde en 2009, cuando fue adjudicada la redacción de los proyectos. Desde entonces no ha habido ningún avance, como sí ha ocurrido con la autovía Zamora-Benavente y el AVE, que han ido completándose hasta convertirse en realidad. Resulta paradójico que el primer tramo de autovía que llegara a Zamora capital fuera el de la A-11, entre Zamora y Toro, lo que significó abrir en 2005 la comunicación por vía rápida con Valladolid.

En 2009 el Ministerio de Fomento estableció un periodo de ejecución de los trabajos de 18 meses para un tramo de 71,8 kilómetros en el recorrido entre Zamora-Norte, Ricobayo, Fonfría, Alcañices y San Martín del Pedroso con un coste de 251 millones de euros. El proceso se paró ahí y no se iniciaron las expropiaciones. El tramo de la N-122 entre la capital y Alcañices ha pasado a formar parte del Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes (PEIT) que debe quedar ejecutado en 2020. Mientras, la autovía entre Braganza y Oporto está a punto de completarse, a pesar de los problemas económicos del país vecino.

La reivindicación del desdoblamiento no ha estado exenta de manifestaciones políticas, como la que protagonizó el PP en 2011 contra el Gobierno de Zapatero, una marcha internacional para pedir la autovía con apoyo de cargos públicos de Portugal que llevan años alineados a favor de modernizar esta infraestructura.

La densidad media de tráfico no es alta -en torno a los 2.000 vehículos diarios, aunque con picos muy pronunciados en períodos vacacionales-, pero la conveniencia de retomar el proyecto con determinación está justificada no solo su peligrosidad actual -siete fallecidos en lo que va de año, en 2000 hubo ocho en un solo accidente-, sino, y sobre todo, su alto valor estratégico para conectar el noroeste interior con Portugal .

Y, en cualquier caso, los conductores no pueden seguir jugando a la ruleta rusa cuando circulan por esta vía, salpicada de curvas y de pequeños desniveles que hacen muy complicada la conducción. Zamora necesita, además, esta vía rápida de penetración natural en Portugal. Las relaciones comerciales se han intensificado con este país en los últimos años y lo tienen que hacer aún más. Infraestructuras más modernas y seguras, ese debe ser el objetivo.

De lo que están ya hartos los ciudadanos es de la guerra entre los partidos políticos que utilizan las deficiencias de todo tipo como arma arrojadiza contra el contrario. Lo efectivo sería que todas las formaciones, desde luego PP y PSOE, firmarán un compromiso para sacar adelante lo antes posible el desdoblamiento y que lo mantuvieran, aunque no se produzcan accidentes que aireen su peligrosidad. Una obra nunca es cara si supone evitar la muerte de personas e incentiva la actividad económica, o sea, crear riqueza y abrir expectativas de futuro a una zona necesitada de ellas, como es el caso.