La Tarasca (del francés Tarasque, del topónimo de la localidad de Tarascón, en la región francesa de la Provenza) proviene de una leyenda relativa a santa Marta, según la cual esta especie de dragón tenía aterrorizados a los provenzales. La santa habría vencido a la bestia con sus plegarias y la habría llevado a la ciudad. Los habitantes aprovecharon la noche para matar al dragón. Entonces santa Marta predicó a la gente y convirtió a muchos de ellos al cristianismo. En Zamora, al igual que en muchos otros lugares, desfila en la procesión solemne del Corpus Christi, sirviendo también como alegoría del triunfo de la fe sobre el mal, algo que se quiere poner de manifiesto en la procesión que lleva al Señor Jesús por las calles. La Tarasca de nuestra ciudad es obra del imaginero Ramón Álvarez, que la realizó en 1885.