Como réplica y aclaración a lo publicado en el diario La Opinión-el correo de Zamora el pasado 6 de agosto del presente año, un numeroso grupo de hermanos de Luz y Vida queremos manifestar lo siguiente.

En primer lugar queremos dejar patente nuestro desacuerdo con el tratamiento, claramente sesgado y repetitivo, que le da solamente su redactor José María Sadia, a la información que hemos facilitado a todos los medios de comunicación. No es de recibo que se nos trate como "sector crítico", ni que se manipule, tergiverse o se "interprete" lo que, de forma clara y diáfana, manifestamos en nuestros comunicados, que no es ni más ni menos que la verdad de lo que viene ocurriendo en esta hermandad desde hace dos años. No somos críticos, queremos que se sepa, de una vez, la verdad de lo que está haciendo la directiva de la hermandad.

En segundo lugar apreciamos que, en la mencionada publicación, por un lado se falta a la verdad, por otro simplemente se oculta y, en su totalidad se demuestra un sesgo a favor de la directiva que implica una parcialidad impropia de cualquier periodista que se precie. Hay que contrastar la información antes de publicarla y, en este caso, no se ha hecho.

Se falta a la verdad cuando se hace eco de lo manifestado por la junta directiva en cuanto a que las andas estaban a la intemperie "de manera circunstancial" y "por necesidades de taller". Primero, eso, antes de publicarlo, hay que contrastarlo. Segundo, las andas llevan a la intemperie muchas semanas, no es circunstancial (hay fotos anteriores que lo confirman). Tercero, es una casualidad que las necesidades del taller acabasen justo cuando salen a la luz las fotografías denunciantes y las andas vuelven al interior del taller. Cuarto, las andas no estaban en absoluto protegidas contra el óxido, lo habrán hecho después.

Se falta a la verdad porque se quiere crear una polémica histórica con las andas cuando, en realidad, no ha habido nunca ningunas "andas de la discordia", sino cambios por necesidades técnicas o de carga. Las anteriores sustituciones de andas siempre fueron por necesidades técnicas, averías, errores de construcción o mal funcionamiento de las mismas. Siempre con el fin de intentar mejorar el reparto de pesos en todos los puntos de las andas. Esos cambios siempre contaron con la aprobación de las correspondientes asambleas generales. Curiosamente, cuando se habla de las últimas andas autorizadas, las que se encargan a un ingeniero proyectista, también cuentan con la aprobación y el beneplácito del actual presidente, que ya entonces era presidente, y que él mismo reconoce que resolvían, de una vez, el tema del reparto de cargas. ¿Por qué entonces ha encargado unas nuevas con ese pretexto si el problema, según él mismo, ya estaba resuelto con las anteriores? La directiva no tiene por qué dar por resuelto el tema de la carga ahora ya que ese problema no existía, ya estaba resuelto con las andas proyectadas y construidas anteriormente. Se quiere encubrir con ello el verdadero problema del presidente, que no es otro que, cuando expulsa a 56 cargadores sin motivo se encuentra sin gente suficiente para llevar unas andas que eran para 68, pide una mesa cerrada, el año pasado y se inventa unas andas nuevas este año. Nadie le ha pedido a este presidente otro cambio de andas, es un nuevo capricho para solucionar su problema con los cargadores.

Se falta a la verdad también en lo concerniente al trono-andas diseñado por el escultor, don Hipólito Pérez Calvo. Se dice que nunca ha existido un acuerdo en lo tocante al reparto de cargas. Claro, el escultor es escultor, no ingeniero. Pero no se dice que existe un acuerdo firmado con el escultor en el que se explica, de forma clara, la morfología y concepto del mismo, y cómo debe de ser cargado. ¿Ha extraviado la junta directiva ese documento? Eso sería una falta grave.

Se oculta la verdad porque detrás de todo esto lo único que hay es una animadversión de la directiva, hacia ese grupo de cargadores y al jefe de paso, Daniel Martín, por haberle plantado cara a las arbitrariedades que esa directiva hizo con él y con ellos. Arbitrariedades como la de ser injustamente expulsados por defender a su jefe de paso, como la de ser expedientados de forma irregular, sin ser avisados previamente y sin derecho a alegación y/o defensa, como la de calificar y sancionar las faltas a su libre albedrío sin tener en cuenta estatutos, justificaciones o casuísticas particulares. Y ahora quiere enmascarar todo esto, que es el verdadero problema, con subterfugios que no hacen más que intentar confundir al lector y a todo aquel que no esté totalmente enterado de lo que en esta hermandad está ocurriendo. ¿Y por qué hay aún muchos hermanos que no están enterados de lo que ocurre? Pues porque la directiva, con el beneplácito del Obispado, desconvoca la asamblea general, a menos de 24 horas de su celebración, para no tener que dar explicaciones de todos estos desmanes señalados y del coste de los mismos que, nos tememos, no será pequeño. Asamblea que aún no se ha celebrado.

El problema nace cuando la directiva no quiere admitir a Daniel Martín como jefe de paso (después de haberlo sido durante 24 años) alegando que, como no ha sido cargador, no puede acceder a ese puesto. Cosa estatutariamente imposible, pero amparada por la existencia de otro documento que demuestra claramente que Daniel Martín es el cargador número 24 de la plantilla inicial, cumpliendo por tanto, todos los requisitos para poder ser elegido jefe de paso, como así ocurrió. ¿Ha extraviado la junta directiva también ese documento? ¡Qué desorden!, otra falta grave.

Y ahora, de los cuarenta y tantos expedientes que están pendientes de resolución en el Obispado, y que no quiere resolver, parece ser que el presidente ya sabe la respuesta, puesto que se atreve a adelantar que, en caso de que los cargadores expulsados sean nuevamente admitidos, ya no volverán a cargar. ¿Quién se lo ha dicho? Según los estatutos, si los cargadores son admitidos como tal, no solo volverán a cargar, sino que conservarán, como no puede ser de otra forma, sus antigüedades en el paso. ¿Es que el presidente tiene línea directa con el juez eclesiástico y éste le ha soplado la resolución? Otra irregularidad. Recordemos que esto, está ya en una instancia superior, Valladolid, pues el juez eclesiástico de Zamora se inhibe y no dicta laudo. ¿Estará el juez eclesiástico mediatizado por algún vicario?

Y lo más penoso es que los hermanos tengamos que usar los medios de comunicación para poder protestar y poder contar al resto de la hermandad la verdad, ya que la directiva no nos ha dado la oportunidad de hacerlo en una asamblea general, que es el sitio idóneo para ello.

José Luis Cabello García en nombre de Grupo de Hermanos de Fila y Carga de Luz y Vida (Zamora)