T an acostumbrados estaban ellos a que en España la tontería y la superficialidad no sólo salen gratis sino que generan pingües beneficios en fama, prestigio y reconocimiento social -además de económicos que es lo que les mola-, que pensaron que todo el monte es orégano.

A lo Alberti, se equivocó la paloma, se equivocaba. Pensó que Hollywood era Chueca. Se equivocaba. Y que el cine no era industria y cuenta de resultados, sino subvención y mamandurria. Y le tocó rectificar. A ella y a él.

Nuestros dos actores más internacionales, criados a los pechos de Almodóvar y acomodados en la troupe de los Bardem han metido la pata hasta el fondo. Tanto, que Penélope Cruz ha merecido la distinción del entorno hollywoodiense de "Tonta de la Semana". No me alegra, porque como española que es, una fracción de tal distinción nos corresponde a los demás españoles.

Los mismos que buscan para dar a luz el exclusivo, elitista y caro-carísimo, además de judío, hospital Monte Sinaí son los que protegidos por esa poderosa secta española del pensamiento lelo y progre que domina nuestro cine piensan que pueden llevar su vacío y simple buenos y malos, a cualquier lugar del mundo. Y resulta que a veces pinchan en hueso y hacemos el ridículo.

Pasar de que te chupe una teta con sabor a "Jamón jamón" el chico de los "Huevos de oro" a resolver el conflicto israelí-palestino con tres simplezas y en voz alta para todo el mundo no es el mejor de los caminos para salir indemne.

Aquí, donde de historia, relaciones internacionales y geopolítica sabemos más o menos lo mismo que Franco cuando todo lo reducía a la famosa conjura judeo-masónica, recibirán hasta algún homenaje. Joder, es que llamar genocida a Israel es lo más, y a estas alturas mucho más "chic" que protestar contra el imperialismo yankee. Aunque las fuentes sean las mismas. Desde que a Obama le dieron el Nobel de la Paz antes de hacer nada, ya no hay manifestaciones en Europa contra los Estados Unidos.

Discrepo de que la distinción de tonta de la semana se la hayan otorgado por criticar a Israel. Cada uno debemos tener derecho a expresar nuestra opinión sobre cualquier asunto. Discrepo de los que la critican por morder la mano que le da de comer y muy bien, por cierto, con decenas de millones de dólares por salir en sus películas. Eso marcaría independencia, criterio y valentía. Libertad, en una de las palabras con más bello significado, por mucho que yo no comparta su opinión sobre tan complejo problema.

Yo la mención y no por una semana, sino por un siglo, se la daría por la inmediata rectificación (a los 30 segundos de que la llamara su representante, imagino). "Yo no soy una experta en esta situación y soy consciente de la complejidad de la misma". De lo mejor que he oído. Y tan panchos.

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