En la noche del 13 al 14 de abril, sin duda alguien con un claro sentido de la historia se dedicó a recordar el preludio de periodo iniciado en tan señalada fecha.

Oliveira Martins nos dice que la historia es muy generosa a la hora de ofrecernos muertos, pero hemos de tener en cuenta la llegada hasta estos, compleja, complicada y nada fácil . Lo importante no es escarbar en ellos sino estudiar, conocer a fondo las causas que los ocasionaron y corregirlas, evitarlas. Lo ideal sería desterrarlas para siempre, y esto no se ha hecho nunca en esta tierra nuestra y como diría un castizo: así nos va.

El primer ramo de flores estaba en la acera de la plaza del Maestro, frente al monumento que allí disfrutamos, creo que esa plaza se llamó de Martín Alvarez; el segundo estaba a la entrada de la calle de Los Herreros y sin duda estaba dedicado a Gutiérrez Rivero y por ultimo el tercero se encontraba en la plaza de los Ciento junto al banco y arbolito, donde termina el jardín sin duda dedicado al hijo del conocido como «El Pelao» que residía en Olivares y era un joven dirigente de las Juventudes Socialistas del momento.

Desconozco quién ha sido el autor de tan genial como acertada idea y por mi parte le felicito porque así es como hay que tratar a los muertos en la historia y no utilizarlos como se está haciendo a diario, principalmente por quienes más obligación tienen de evitarlo.

Existe serio peligro si seguimos removiendo en la basura histórica del pasado, según parece para seguir viviendo de ella, lo cual nos lleva a la sencilla y clara conclusión de cuál y cómo es la catadura bajo todos los conceptos de quienes mantienen y manejan estas etapas históricas como lo están haciendo en la actualidad. Lo que es más triste y peligroso es comprometer como se está haciendo e influyendo en sectores de juventud, en la cocina, en la calle y en la escuela, con lo que se está cometiendo un verdadero latrocinio. Siembra peligroso, cuya cosecha, pido a Dios con todas mis fuerzas se malogre. Lo más seguro sería que no hubiese siembra, aunque sobre las tierras con buenos barbechos siempre aparecen malas hierbas, pero estas pueden ser hasta útiles y ser aprovechadas por los animales domésticos.

La política es futuro, hacer y dejar hacer, la historia es ese murallón gigantesco sobre la que se apoya y quien se dedica a escarbar en ella, pierde tristemente el tiempo. La historia hay que limpiarla y adecentarla pero mirando siempre hacia ese futuro que está llamando constantemente y a veces con prisa. La lección de esos ramos bien merece un diez y en junio.