Víctor Márquez Reviriego (VMR) es el único cronista parlamentario de la Transición del que se sigue diciendo que «quizá sea el mejor cronista parlamentario de la Transición». En aquella tribuna de prensa asomada al alumbramiento de la democracia hubo periodistas grandes: unos, visitaron además despachos y pasillos y dieron exclusivas; otros trabajaron el estilo según modelos literarios y llegaron al éxito en otros momentos y tareas pero las crónicas que perduran y se codean en los anaqueles históricos con las de Azorín o las de Wenceslao Fernández Flórez son las de Márquez Reviriego. Cuando se dice de VMR que «quizá sea el mejor cronista parlamentario de la Transición», se está hablando de más, en concreto, con una palabra de más: «quizá». Por si ha quedado duda, he de aclarar que me gustan mucho esos artículos escritos para «Triunfo» que pude leer hace 30 años recopilados en «La tentación canovista», «El pecado consensual» y «Escaños de penitencia».

El periodismo de VMR encuaderna bien porque soporta el paso del tiempo. Ahora amplía su espacio en el estante con «Auténticas entrevistas falsas», que ha ido publicando en la revista «Leer» y son falsas entrevistas verdaderas (1. adj. Que contienen verdad) con escritores que van de Miguel de Cervantes a Roberto Bolaño, de Jovellanos a Dashiell Hammett, a los que bien conoce este óptimo lector. VMR ha sido un gran entrevistador verdadero que ha buscado el hálito que anima las palabras porque cree que, como los países se explican por su historia, las personas se explican por su vida. En «Auténticas entrevistas falsas» se habla de literatura, de historia, de pensamiento y de vida. Bajo forma ficticia se ofrece información verdadera y pertinente porque en ellas está trabajando, a tiempo y espacio completo, el periodista culto e irónico que sabe leer a las personas y escuchar a los libros.