Posiblemente sea por efecto de la crisis, lo cierto es que el número de robos, y más concretamente los que se perpetran en domicilios particulares, han crecido. Hacen falta mil ojos y muchos cuidados para evitar incursiones indeseadas en nuestros hogares. Porque los ladrones no se conforman solo con robar, suelen dejar un rastro inequívoco de destrucción a su paso. Llama la atención la subida espectacular experimentada por los robos con fuerza en domicilios. Casi un 25% más con respecto al mismo periodo del año pasado. La fuente no puede ser más fidedigna: el Ministerio del Interior.

No obstante hay que aclarar que si bien se ha producido un aumento en los robos con fuerza en los domicilios, lo elevado de la cifra se debe también a una nueva forma de computar los espacios habitados. Me explico: en los baremos actuales entran dentro de esta categoría los robos en trasteros, garajes, patios y demás espacios comunes. Cualquier espacio de un inmueble es susceptible de ser visitado por los ladrones. Unos son habituales, otros se han dejado llevar por la innombrable, es decir, por la crisis y han cortado por la calle del medio, la menos aconsejable, la peor, el resto forma parte del llamado crimen organizado.

Encima, hay que sufrir a las bandas más o menos organizadas procedentes de allende los Pirineos y allende los mares, fundamentalmente de la Europa del Este y de América Latina. Gente preparada para hacer lo que hace y que entra en casa ajena como Pedro en la suya propia. El crimen organizado empieza a ser una preocupación para los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, para la autoridad política competente y para los ciudadanos todos. No sé si serán mafias, cárteles o redes, lo que sí sé es que son y están al acecho e incluso pueden ser nuestros convecinos.

España es una perita en dulce para estos grupos que cruzan la frontera y se instalan entre nosotros complicándonos la convivencia, la paz y la tranquilidad que la tregua terrorista nos ha dejado. Y eso que no se puede bajar la guardia, porque ETA sigue a lo suyo y nosotros nos hemos relajado en exceso. Todo aquello que vemos en las películas y que creemos que se trata solo de ficción, estas bandas transnacionales lo hacen realidad, solo que con más crudeza. Tanto si se trata de asaltar una entidad bancaria como si de introducirse en un domicilio, con sus moradores dentro y, después de robar, llevárselos por delante porque para estas gentes la vida no representa nada, ni la propia ni la ajena.

El Balance de Criminalidad facilitado por Interior es concluyente, han crecido los homicidios dolosos y asesinatos consumados; la delincuencia violenta; los robos con violencia e intimidación; escandalosamente los robos con fuerza en domicilios y el tráfico de drogas. Han bajado ligeramente los robos con fuerza, los hurtos y la sustracción de vehículos a motor. Esto último no es de extrañar conociendo el nuevo precio de los carburantes y el atraco en los peajes.

España necesita más vigilancia policial y los españoles más protección. Hay que ponerles las cosas difíciles a los ladrones y acabar con el paraíso que para ellos representa nuestro país.