Nada sabemos, por ahora, del contenido del estudio de viabilidad encargado al Ministerio de Fomento sobre la línea de ferrocarril Ruta de la Plata y, concretamente, en el tramo entre Astorga y Plasencia, cerrado hace un cuarto de siglo por la nula rentabilidad económica del servicio, tras dejarlo pudrirse durante muchos lustros, como todo el mundo sabe. Pero como hay que mirar al futuro, lo cierto y positivo es que todos los partidos, incluido el que ahora tiene el Gobierno de España, apostaron por reconsiderar aquel cierre y explorar las posibilidades de recuperar el ferrocarril en este trayecto. El compromiso gubernamental fue elaborar el citado "estudio de viabilidad", versión más timorata que las promesas concretas de reapertura realizadas por el partido. Y por ahí, en lo que atañe al Ejecutivo, parece que lo anunciado se está cumpliendo: inclusión de esta posibilidad en el Plan Estratégico de Infraestructuras, dotación presupuestaria para acometer el estudio y encargo del mismo a los técnicos pertinentes, que, al parecer, andan en ello, aunque nada ha trascendido de su contenido.

En realidad, aunque solemos hablar de la línea ferroviaria Ruta de la Plata, este trayecto de ferrocarril no está cerrado por completo, sólo unos 340 kilómetros entre la localidad leonesa de Astorga y la cacereña de Plasencia. El resto de la línea permanece en funcionamiento. Por supuesto, desde León hasta Asturias. Y, por abajo, el tramo desde Monfragüe hasta Mérida es parte del ferrocarril Madrid-Lisboa, y hasta Sevilla es un servicio en cuyo mantenimiento colaboran las comunidades autónomas andaluza y extremeña. Cualquier foro de defensa del tren, incluidos los zamoranos, ofrecen datos e información más amplia y rigurosa acerca de qué servicios funcionan y cómo en la vieja Ruta de la Plata. Pero la noticia, que por eso vuelvo sobre un asunto tan manido y que no avanza, es que por Extremadura algo se mueve a nivel oficial, no sé si en plan serio o es sólo cosa de las vísperas electorales: el vicepresidente del Gobierno regional acaba de asegurar en Plasencia que el tren de alta velocidad en esa línea va viento en popa, de momento entre esta ciudad y Cáceres. Y por lo visto la Administración extremeña tiene buena conexión con el Ministerio de Fomento y con el resto del Gobierno de España, que por algo son de la cuerda.

Sorprende que por aquí, por tierras de Castilla y León (aunque la línea discurre por heredades netamente leonesas) no hayamos ni olido en instancias oficiales la posible existencia de esos planes para hacer de la Ruta de la Plata una línea de alta velocidad, aunque se tratase de un proyecto a veinte años vista. Peticiones sí ha habido alguna, que verían bien la apuesta de esa conexión ferroviaria norte-sur occidental, como por fin se está haciendo con las autovías. Otra cosa es el tipo de línea, que no debería ser exclusiva para la alta velocidad, porque entonces no habría posibilidad de la vertebración interior de todo este territorio con trenes, también modernos, pero de inferior categoría. La línea no debe ser sólo para las ciudades grandes e intermedias del trayecto. No obstante, creo que la noticia no pasa de ser un runrún en boca de un político extremeño en visita oficial y en vísperas de urnas. A ver si ahora que ya estamos todos en campaña nos cuentan por dónde van los tiros del estudio de viabilidad y si se mantiene la apuesta socialista renovada por Villalba hace menos de un año en Zamora: "No admitimos criterios economicistas cuando el interés social es evidente; estamos haciendo todo lo posible por recuperar la línea férrea". Pues a ver.