Aunque ya debería estar curado de espanto, cuánto me alteran aún tantas expresiones que leo en la prensa (por no hablar de la escombrera idiomática en que se ha convertido internet) y que me afirman en cierta idea paranoica que me asalta con frecuencia: que el Poder no quiere que nos entendamos, que quiere babelizar (por Babel, perdonen el neologismo) la lengua, sembrar la confusión. Varias veces he visto escrito que algún desafortunado ciudadano «sufre un apuñalamiento», y me rechina, pues «sufrir» es «sentir físicamente un daño, un dolor, una enfermedad o un castigo», no una acción, no un apuñalamiento. Qué fácil es construir en activa, con esa forma tan guapa del idioma que es la de sujeto, verbo más complemento: «Unos delincuentes apuñalan a un hombre». O en pasiva, si lo que se desea es llamar la atención sobre el perjudicado: «Un hombre fue apuñalado por unos delincuentes». Pero no, dale con el «sufre un apuñalamiento».

Lo que está claro es que nos invaden las pasivas, eso sí. Pasivas absurdas, innecesarias, horribles. El Poder desea que nos volvamos pasivos, sigo con mi paranoia. Leamos, para recobrar la cordura lingüística, lo que enseña la Real Academia: Se llaman «pasivas perifrásticas» a las que se forman con verbos transitivos. El ejemplo clásico es «César venció a Pompeyo», que se transforma en pasiva al decir «Pompeyo fue vencido por César». Si emplea la primera, el hablante es que quiere destacar al vencedor e incidir en su victoria, mientras que en la segunda elige a Pompeyo como protagonista y resalta su derrota como dato más significante. Otras veces, no quiere el emisor especificar, porque no le interesa, el agente de la pasiva, por ejemplo, en «El escritor ha sido galardonado en múltiples ocasiones». Y ya está, así nos entendemos hablando, con claridad y economía, con lo que queremos decir bien dicho.

Entonces, ¿en qué escuela de español estudió o qué tipo de lengua se hablaba en casa de quien escribe que «unos viandantes fueron disparados»? Cuando lo leí, casi caigo. ¿No le valía «dispararon a unos viandantes»? O escuchen a ese político que dice «los catalanes queremos ser respondidos», y analicen cómo fuerza, cómo tira de perífrasis, como pasiviza, cómo lucha por evitar el clarísimo «los catalanes queremos una respuesta», sujeto, verbo, complemento. Aunque la palma de la insensatez con la que me topé en la prensa de por ahí se la lleva el siguiente disparate: «los funcionarios de policía fueron comisionados en el lugar de los hechos». Repare usted, señor mío, en lo que escribe, que eso ni es español ni es nada, es analfabetismo constructivo, no sabe usted aún armar una frase en castellano, no sabe decir «los policías acudieron al lugar de los hechos», es decir, sujeto, verbo, complemento. Usted lo que escribe es que a los funcionarios de policía se les dio una comisión en el lugar de los hechos, o sea, nada de lo que en realidad quiere decir. Quien crea que por usar pasivas engrandece su hablar va listo. Por favor, sujeto, verbo, complemento. Y si es en activa, mejor.