Hemos aguardado un tiempo razonable y, dado que España no ha declarado la guerra a «Le Monde», damos rienda suelta al ultrajante titular «El Príncipe Felipe sólo apasiona por sus amores», presentado con todos los honores el mes pasado en las páginas nobles del rotativo. Defenderemos el honor desprotegido por el Gobierno, salvo que se haya concedido un compás de espera para incluir a Rupert Murdoch en la lista de personas non gratas. El pasado domingo, el «Sunday Times» del editor australoanglonorteamericano se escandalizaba con un amarillo «La desesperación del Rey por la pelea de las infantas», donde infantas aparecía en castellano en el original, para enfatizar el tono infamante. Y casi no nos atrevemos a trasladar el subtítulo. Por favor, arranque este periódico de las manos de los niños antes de que se desmayen al leer que «Mientras las simpatías monárquicas se desvanecen, España sigue atónita la pelea que desgarra a la Familia Real en dos». En los casos denunciados se enfatiza el papel solvente y disolvente jugado por Letizia Ortiz. Tanto su acceso conyugal a la condición principesca, como el arrinconamiento de Elena y Cristina, denotan una pasión por el trono que conmueve incluso a los siempre flemáticos extranjeros. Por tanto, no cabe demorar un día más el angustioso interrogante ¿Está España preparada para una Reina? Por mucho que se afanen los magos del protocolo, la esposa de Felipe de Borbón asumirá un papel por encima de Zorrequietas, Donaldsons y demás princesas del pueblo. Como dice el «Sunday Times» -la mayoría de afirmaciones en el artículo son demasiado atrevidas para que su autor se responsabilice de ellas-, «el atractivo físico de Letizia y su suave expresión enmascaran una obstinación acerada y premeditada». Felipe II nunca hubiera tolerado esta ignominia de la pérfida Albión. Bien mirado, la finesse de «Le Monde» resulta más hiriente en su vaina de terciopelo. La cuna del periodismo contemporáneo se plantea si la teleserie Felipe y Letizia servirá para que «el hijo del Rey gane un poco de la simpatía y de la legitimidad que le serán necesarias para reinar cuando llegue el momento». Otra afrenta. ¿Cuál será el próximo consejo llegado desde París, que la pareja de herederos intervenga en «Sálvame de luxe» para mejorar su valoración? Hay cosas que únicamente soluciona una guerra.