Cuate!, qué alegría cuando nos dijeron que la ensalada, sólo a base de tomate, que nos ofrecía Tele 5 en la sobremesa se acababa, que ya no habría más tomates con los que preparar la peculiar tomatina que, contra todo bicho viviente más o menos famoso, acostumbraban a tirar, desde la lanzadera de su programa, Alcayde y Vázquez, dos lenguas viperinas, dos "graciosos" que, más que serlo, simplemente caían en gracia a una audiencia compuesta en su mayoría por frikis como los propios presentadores y gente en general, que no personas, sin más alicientes en la vida que el de conocer los entresijos del famoseo patrio. A eso, no obstante, le llaman periodismo.

No se les va a echar en falta, de hecho, habían perdido fuelle o lo que es igual, habían perdido audiencia hasta el punto de resentirse. El tomate empezaba a oler a podrido hasta que el hedor ha sido insoportable y a la cadena no le ha quedado otra que suprimirlo de su parrilla y tirarlo al cubo de la basura del que nunca debió salir. El tomate encarnaba a la perfección lo que se ha dado en llamar "tele-basura". Me alegro por Tele 5 a la que todavía le sobra lastre en ese sentido. Hay que ofrecer a la audiencia otro tipo de programas y la cadena ha demostrado que sabe hacerlos. De cualquier forma cada día somos más los que optamos por el cine o las buenas series frente a toda esa podredumbre con la que alimentan a la audiencia y de paso a ciertos colaboradores que primero debieran aprender a hablar, a expresarse, a dirigirse al espectador y luego ya prestar su imagen al programa de que se trate.

En contra de lo que algunos van diciendo por ahí, este programa que huele a muerto y sobre el que se ha colocado ya el R.I.P., no ha sentado precedente alguno ni ha sido modelo de nada ni pasará a la historia de la televisión porque nada nuevo ha aportado que no sea el tono insultante de los presentadores y colaboradores del mismo y su afán por meter el dedo en los ojos ajenos. La palabra nada es la que preside la pequeña historia del engendro fenecido. Los numerosos damnificados de semejante espacio lo están celebrando por todo lo alto. No hay más que oír ciertas declaraciones. Hay quien va más lejos. Hay quien dice que la maldición de la Pantoja les dio de lleno. La dirección del programa debería haber hecho un homenaje de desagravio a la cantante por todo lo que se dijo desde ese amplio ventanal que se fue achicando precisamente a raíz del folloneo de cárceles, amores y desamores que se trajo la otrora viuda de Paquirri. El tomate no puede irse con el halo de héroe con que algunos pretenden rodear su existencia. La telebasura nunca podrá tener consideración tal. Servidora se posiciona junto a los que se han alegrado del fin del bodrio que se nutría de famosos de tercera cuando no de cuarta división e incluso de regional y no precisamente preferente. Y, claro, así no se puede mantener un espacio que alardeaba y al que, al final, ha habido que decirle: "Dime de qué alardeas y te diré de qué careces". De carencias, el susodicho iba bien servido. Tele 5 enmienda la plana, o eso parece. Si camina por la senda adecuada, sin concesiones a la basura acumulada durante sus años de existencia, estaremos ante un buen canal, un canal con ideas, con proyectos serios lo cual no quiere decir que no sean divertidos, amén de con la necesaria calidad que hasta la fecha ha sido la gran ausente de los programas de producción propia. Lo lamentable es que el tomate planee sobre algunos otros programas con pretensiones. Pero, mire, antes de morir de una indigestión de tomates, el canal deja de cultivarlos, de momento aquí ya no hay tomate. A ver cuánto le dura tan celebrado propósito.