A dos meses de las elecciones, el PSOE debería preocuparse menos de la púrpura episcopal y de los tics nerviosos de Rajoy y más de la economía, la micro y la macro, que el Gobierno se le puede escapar a Zapatero por el agujero negro de la inflación, que es un roto profundo que le ha salido a la bolsa de la compra de cada ama de casa. El mayor repunte del IPC de los últimos doce años y una tasa de paro en niveles desconocidos desde 2002 hacen prever un invierno de sudores fríos y cataplasmas en los cuarteles gubernamentales. Como se acaba la bonanza económica en el rancho de ZP, el jefe del Ejecutivo toca a retreta y todo el PSOE a las trincheras de marzo, que acaba de sonar el zafarrancho de combate. Ocurre que los precios están más desbocados que la lengua de Pepiño Blanco. ¿Se sacarán otro conejo de la chistera?