El término "medio ambiente" cojea por definición. No se puede proteger sólo la mitad: sería más justo crear ministerios o consejerías de "ambiente entero". O en todo caso, que los ministros y los consejeros del ramo se conformen con la mitad del sueldo, ya que cumplen sólo la mitad del trabajo. Parece broma, pero no lo es: con frecuencia, el medioambientalismo, el ecologismo militante se olvida de una mitad importante de los pobladores de un territorio natural: los seres humanos. Se protege a las especies animales, a la flora silvestre y al paisaje de espaldas al paisanaje, en ocasiones en contra de sus legítimos intereses. ¿Vale más un lobo que un ganadero? En ocasiones olvidamos que quien ha modelado los espacios protegidos mediante una actividad tradicional es el hombre; que quien ha mantenido virgen esos territorios y quien los ha cuidado es quien los habitó durante siglos, contra viento y marea.