Jordi Sevilla es socialista y ministro, José Montilla es ministro y socialista: hasta aquí, como dos gotas de agua; el origen marca la diferencia: Sevilla es catalán y Montilla, cordobés, un "charnego" en Cataluña. Para el primero, todavía hay clases, como se verá. El texto del Estatut, acordado a dos bandas -PSOE y CiU- no agrada a ERC que fue excluida de la negociación última. Rodríguez Zapatero cambió de "partenaire" en el desenlace de la función. Los republicanos se creen traicionados por el socio en un viraje que acaso no se comprenda fácilmente. Porque CiU resulta tan independentista -si no más- que ERC ; pero éste es un partido de izquierdas y laico como el PSOE mientras que CiU ampara ideales católicos y burgueses, esto es de la derecha. Indudablemente la alianza de los socialistas con los republicanos parecía más natural que el contubernio con los demócrata cristianos, tradicionalmente pactistas. El famoso P. Venancio Marcos me mostraba gran empeño en llevar al cine mi novela "El diablo fuera de juego"; hablando del tema en el ateneo barcelonés, se le ocurrió decir que la democracia cristiana de Italia "una manu tenebat Cristum ...": mientras sostenía el crucifijo en una mano, pactaba con el mismo diablo; la frase no venía a cuento pero me pareció ingeniosa. A la euforia de Artur Mas por haber llevado el gato al agua, replica el monumental enfado de Carod-Rovira que amenaza con romper la baraja del tripartito.Así las cosas, algunos pronostican elecciones anticipadas en Cataluña. Podrían significar la gran ocasión de José Montilla puesto que Maragall no aparece como seguro candidato. Jordi Sevilla ha enviado un mensaje envenenado al cordobés: No se meta, compañero, viene a decirle, "es muy pronto para un charnego".Y... el presidente declarando en Ceuta que todos los españoles somos iguales.

Cierto politólogo, (bonito cultismo que se atribuye el mastuerzo), ha puesto el paño en el púlpito televisivo para explicar el caso. Rumiaba con gusto la palabra "charnego", y a la postre quedó patente su ignorancia. La cuestión no se resuelve condenando la "metedura de pata" del ministro Sevilla. Porque en cierto modo, propone como necesaria una catarsis del "charnego". ¿Cuánto tiempo ha de permanecer el foráneo en las purificadoras aguas del Jordán? El cordobés Montilla ha dedicado tiempo y esfuerzo al servicio de los intereses de Cataluña. Las altas finanzas y las empresas punteras han contado con su apoyo, decisivo a veces. Los medios de comunicación han informado puntualmente de sus actuaciones; no le han faltado las críticas al creerlo involucrado en asuntos poco claros; y se da por seguro su patrocinio de polémicos proyectos que fortalecerán la hegemonía económica de Cataluña. No dirá Jordi Sevilla que son pocos méritos para considerar superada la condición de "charnego"; tampoco vale decir que no existan, ni por asomo, síntomas de rechazo absoluto del advenedizo.

"Charnego", "maqueto" y "godo" son términos acuñados por el pueblo para referirse a los llegados de fuera: por razones de competencia social, política o económica aquellas palabras inocuas tomaron un sentido perverso. Entre vecinos no se rechaza al "charnego" ni al "godo": se les ponen reparos cuando disputan un puesto en el oficio o en la política, porque "tu enemigo es el de tu oficio". En Cataluña, los eclesiásticos han protagonizado los más sorprendentes casos de rechazo al compañero foráneo. Cuenta Fray Justo Pérez de Urbel que con ocasión de la guerra de Cataluña, fueron expulsados de Monserrat a causa de su origen castellano treinta y tres monjes, seis ermitaños, catorce legos y tres niños escolanos: a pie recorrieron el camino hasta Madrid donde llegaron después de un mes de viaje. Por aquello de que no hay mal que por bien no venga, de aquella peripecia quedó como recuerdo el Monserratico, un bello templo en la madrileña calle de San Bernardo. En tiempos más recientes, el cardenal arzobispo de Tarragona monseñor Arriba y Castro sufrió tanto por su condición de "charnego" que llegó a escribir una carta de renuncia. Don Marcelo, arzobispo de Barcelona, sufrió lo indecible hasta que fue trasladado a Toledo. Para los lectores zamoranos tal vez resulten increíbles estos casos, ya que por aquellos años regentaron la diócesis los obispos Font y Andreu y Buxarraix, catalanes, respetados y queridos por el clero y el pueblo fiel. Ignoro si en la actualidad algún obispo "charnego" se encuentra al frente de una diócesis catalana. Celotipias de oficio y radicales implicaciones políticas se reparten las causas de una situación de muy dudosa ejemplaridad para el cristiano corriente, como puede ser el humilde "charnego" que a veces no distingue si se le habla en político o en cristiano. Son idiomas diferentes de muy distinto tono.