España perdía ayer su tercera final olímpica ante Estados Unidos pero acortaba en otro paso la diferencia. Y ya es mínima. La lejana cita de Los Angeles'84 se saldó con un cruel 96-65 para la banda liderada por Jordan, Ewing y Mullin; hace cuatro años la diferencia se reducía en Pekín a 11 puntos (118-107) a favor de los Bryant, LeBron y Anthony. Ayer, en Londres, tuvo que aparecer el mejor Kevin Durant, el pistolero más letal de la NBA, para evitar al gran Mike Krzyzewski la deshonra de jubilarse como entrenador de la selección estadounidense con una derrota con la que había flirteado durante 38 minutos. Al final: 107-100. España se quedaba otra vez la plata, la tercera, pero esta bañada en oro...

Desde el primer momento quedó claro que la España que había deambulado por el torneo no iba a tener nada que ver con la que se iba a jugar el oro con Estados Unidos. Tanto se había hablado de que era la final que todo el mundo esperaba que se empeñó desde el primer balón en engrandecer la cita. A la canasta inicial de Chandler ya respondió Navarro con un 3+1 estratosférico. Y sabido es que con el capitán enchufado España tiene otra cara.

Para el minuto 4 Navarro llevaba diez de los doce puntos de España (7-12). En defensa los de Scariolo protegían su pintura con una zona acorazada y Krzyzewski tuvo que recurrir a Anthony, su talismán en Londres, para recuperar el mando a base de triples (hasta siete en los diez primeros minutos). Pero cuando los americanos amenazaban con irse (35-25) conectaron los «sergios» Rodríguez y Llull para que el balear ejecutara un «alley oop» que aparte de dos puntos suponía una dosis extra de ánimo para el segundo cuarto.

Aquella jugada se tradujo en un 2-12 en los tres primeros minutos del segundo parcial que ponían a España por delante 37-39. Krzyzewski parecía no dar crédito y exprimía a sus jugadores estelares con cambios mínimos cuando nos había acostumbrado a a airear de continuo el banquillo. La cuarta falta de Marc cuando aún no se había alcanzado el ecuador del parcial permitió a Kevin Love firmar un parcial de 7-0 para que Estados Unidos volteara otra vez el marcador (50-44), pero entonces reaparecían Navarro y Rudy para impedir que las ventajas se hicieran decisivas (55-49, 58-51), liderando un nuevo arreón español para llegarse al descanso con 59-58 tras un enorme 24-31 en el cuarto.

A la vuelta del vestuario quien más quien menos esperaba el despegue USA, pero entonces quien asumió el mando del ataque español fue Pau Gasol, quien se merendaba una vez sí y otra también a Chandler y Love en la pintura. Cuatro canastas consecutivas del pivot de los Lakers volteaban de nuevo el marcador (70-71, min. 25). Sería la última ventaja de España, que en otro cuarto para enmarcar (24-24) dejaba la resolución para el último parcial (83-82) gracias a cuatro últimos puntos de Ibaka.

De que Estados Unidos tenía el miedo metido en el cuerpo dió fe el quinteto de Krzyzewski para comenzar el último periodo: Paul, Durant, Kobe, Anthony y LeBron. Scariolo, al parecer crecido, dejaba a Navarro y los Gasol en el banco. En el par de minutos que tardó el italiano en reaccionar y recomponer su quinteto los norteamericanos habían cogido media docenita de puntos de ventaja (90-84) que ya no soltarían. Krzyzewski había visto las orejas al lobo y amarró en pista con lo mejor de su artillería; Scariolo creyó que podía responder con balas de fogueo.

El final fue más plácido para los Estados Unidos de lo que llegaron a temer. España la había acogotadoi 38 minutos pero bastaron dos para que la plata siguiera siendo plata. Aunque esta vez quedara bañada en el oro de la ilusión.