Frank Cuesta está acostumbrado a sufrir, de vez en cuando, algún percance con animales salvajes. Algunos más serios que otros. Su pasión por las serpientes, por mostrárselas a sus numerosos seguidores o por sacarle sel veneno para colaborar en la necesaria elaboración de antídotos en Tailandia hacen que se aproxime mucho a ellas, las coja y las maneje con soltura. Pero por mucho conocimiento que tiene y que demuestra cada vez que se enfrenta a la captura y suelta de un reptil venenoso o que comporta cierto riesgo, siempre hay riesgo de sufrir una mordedura. Pero también le ocurre con otros animales que no son serpientes, incluidos insectos.

Frank Cuesta, o Frank de la Jungla, como se dio a conocer en su día y se hizo famoso a través de las televisiones, ejerce ahora una intensa labor divulgadora a través de sus propios canales en plataformas digitales y redes sociales. Acumula numerosos seguidores y ha marcado un creciente estilo particular que le acompaña en todas sus aventuras, que no tienen otro objetivo principal más que mostrar y divulgar la naturaleza y enseñar a respetarla de forma racional y sin extremismos.

Dentro de su estilo cabe, como no, su ya absoluta disposición a confrontar y entrar al choque frente a ataques o críticas exacerbadas sufridas, así como frente a razones o causas que no comparte en absoluto. Eso le ha llevado a tener sonados enfrentamientos con el mundo animalista y que se sitúa al extremo en las tesis de respeto a la naturaleza, así como frente a corrientes que se sitúan en el extremo izquierdo del tablero político.

Ecologistas radicales y animalistas no soportan que Frank Cuesta, alguien con tanto tirón, propugne una respeto al medio ambiente y a los animales cabal, racional, defendiendo el papel del ser humano en el medio natural y no con una oposición frontal a todo lo que signifique que el hombre se sirva de su entorno o lo regule. Posturas del famoso herpetólogo y divulgador en asuntos como los toros de lidia, los lobos o la caza no son comprendidos por los animalistas más exacerbados, por mucho que Frank Cuesta haya explicado su posición moderada una y otra vez, que siempre parte de un profundo respeto a la naturaleza y de su más que probada lucha contra el tráfico de animales en Tailandia y a favor de sus derechos y bienestar.

Desde esos sectores más animalistas han criticado incluso a Frank Cuesta por manipular y coger serpientes y reptiles, aunque lo hiciese para sacar veneno con el que elaborar antídotos para salvar vidas humanas cuando se producen de manera fortuita picaduras de serpientes muy venenosas en Tailandia.

Frank Cuesta también ha tenido sonados debates y polémicas por cuestiones ajenas a la naturaleza y a su labor divulgadora y vinculadas más bien con la política y otros campos. Así, desde ámbitos de la izquierda le han censurado por sacar una última serie de reportajes acompañado de su amiga Cristina Seguí, quien fuera en su día fundadora de Vox. La serie se llama "Carretera Salvaje" y está disponible en internet.

Igualmente, Frank Cuesta ha hecho una fuerte campaña apostando por una Ley ELA y criticando duramente al gobierno central del PSOE y Podemos por no trabajarla y sacarla adelante. Como en todas sus causas, Frank de la Jungla ha defendido esta demanda con vehemencia y sin cortarse en sus palabras. Casi con la misma contundencia con la que contesta y suelta zascas a haters y críticos agresivos.

El último ataque animal sufrido por Frank Cuesta

Si bien ha sufrido graves mordeduras de serpientes que entrañan gran riesgo por su veneno, esta vez Frank Cuesta ha publicado una preocupante imagen de su rostro con una fuerte hinchazón que le impide abrir un ojo, pero no ha sido fruto del ataque de un reptil.

En esta ocasión, a Frank Cuesta le picó un insecto. Y, curiosamente, un insecto que cada vez tiene más presencia en partes de España, entre ellas en Zamora, causando estragos en el equilibrio del ecosistema, en explotaciones apícolas y generando cierta psicosis por la potencia de su picadura.

Se trata de la avispa asiática, o vespa velutina, que ya casi es una vieja conocida en regiones como Galicia o Asturias, y que cada vez va ampliando más su territorio en España. Es una especie invasora, que si es propia de Asia, donde vive Frank Cuesta. Llegó a nuestro país y todos los esfuerzos por erradicarla han sido en vano, toda vez que ha demostrado una altísima capacidad de adaptación y expansión.

Se trata de una avispa ostensiblemente más grande que la propia de España, y con un color más oscuro. El problema de su picadura es que, dado su mayor tamaño, inocula más cantidad de veneno, lo cual la hace más peligrosa, sobre todo para aquellos que tengan algún tipo de alergia. En España ya ha causado algunas muertes frutos del shock anafiláctico que puede generar en alérgicos.

Si bien, no es un insecto agresivo que suela atacar por si solo, sino que lo hace en respuesta a estímulos o cuando se ve amenazado, su presencia suele causar temor por su imponente tamaño y la fama que le precede. Las labores de trampeo contra reinas de velutina y retirada o destrucción de nidos, que pueden ser gigantescos, no han surtido efecto para erradicar la especie en nuestro país, cuyo avance parece imparable. La mayoría de picaduras se producen cuando, sin querer, alguien hace algo por lo que la avispa se sienta amenazada, por ejemplo en labores de jardinería o en el campo.Pues bien, Frank Cuesta ha compartido el daño que le ha causado una avispa asiática que le picó en la cara. La picadura le ha impedido abrir un ojo. Una imagen algo escandalosa, pero Frank Cuesta saldrá adelante, como ya hizo con otras mordeduras mucho más graves.