"Quiero un servicio público de televisión que sea verdaderamente diferente de las cadenas privadas", señaló Sarkozy en defensa de la reforma del sistema de financiación de las cadenas públicas durante su discurso de felicitación del Año Nuevo a las fuerzas vivas.

Aseguró que el fin de la publicidad no amenazará "el perímetro de France Télévisions", el conglomerado de la televisión pública, lo que se interpreta como que no desaparecerá ninguno de los canales actuales.

Explicó que los ingresos que se dejen de percibir por la publicidad "se complementarán totalmente" con la "mutualización" de todos los medios de comunicación, sin dar más precisiones.

El presidente conservador había hablado inicialmente de recurrir a una tasa que gravaría las cadenas privadas de televisión, beneficiadas por una menor competencia por la publicidad, pero también los operadores de telecomunicaciones y los servidores de internet, en la medida en que éstos también hacen negocio con los medios audiovisuales.

"Les Echos" reveló hoy que el Gobierno se plantea completar ese mecanismo -que parece insuficiente para cubrir los 883 millones de euros de publicidad obtenidos por France Télévisions en 2006- con una tasa en la venta de televisores, ordenadores personales y teléfonos móviles, es decir, aparatos a través de los cuales se puede recibir señal de televisión.

Ese impuesto, que podría representar un 1-2% del precio final de esos productos (de 15 a 30 euros por la compra de un televisor), permitiría el ingreso de 170-340 millones de euros anuales.

Sarkozy señaló que también quiere la desaparición de la radio publica, y que el objetivo -como en la televisión- es que nadie acusará a "la tiranía de la audiencia" de la calidad de los programas.

El sector audiovisual público se financia hasta ahora sobre todo con un canon de 116 euros para los contribuyentes que poseen al menos un receptor de televisión.