Cuando una puerta se cierra, un camino se abre... Un camino de aventuras y tristezas que soñamos que nos conducirá hacia la alegría.

Cuando la puerta del lugar donde hasta ahora vivíamos se cierra con un golpe de guerra, de hambre, de sed, de miedo, de muerte, de persecución, de represalia, de tortura... no nos queda otro remedio que empezar a andar hacia un destino desconocido que pensamos que será mejor, pero que quizás no lo es tanto como nosotros soñábamos. Un camino que haremos cargados de recuerdos y esperanzas encerrados en un fardo que abriremos por las noches para recuperar el ánimo y poder seguir andando.

En un país cualquiera, un día cualquiera, una niña cualquiera tiene que empezar a andar. Ella tenía un amigo, una nube, y gracias al agua que su amigo le ofrecía día detrás día, ella bebía y vivía. Pero la nube ya no está. Y ella tiene que salir a buscarla, atravesando el mar hasta que la encuentra enganchada a una valla enorme habitada por un gigante que exprime la nube para robarle hasta la última gota de agua y venderla a quién tiene dinero.

Y la niña quiere recuperar a su amigo, y quiere beber y quiere vivir. Y anda. Y continúa. Como tantos otros. Esperando que llueva.

Kumulunimbu es una historia sobre la inmigración y los refugiados escrita con títeres, máscaras y clowns. Una historia que bebe de la poesía y que vive de la técnica de la manipulación y de la actuación de sus intérpretes, una habilidad que les ha reportado premios tan prestigiosos como los premios a Mejor Espectáculo de Calle y el Dragón de Oro a la mejor dramaturgia en la Feria de Titelles de Lleida, y el premio al Mejor Espectáculo al Festival de Títeres de Ovar.