María Jesús Viejo es una paciente con cáncer de mama metastásico que contó su experiencia en primera persona. “Mi historia con el cáncer comienza en 2005, con una revisión rutinaria en la que me encuentran un bultito”. A partir de ahí se inicia todo el proceso de pruebas hasta diagnosticar que le bultito es un cáncer.

Y, compenetrada con su especialista, opta por una decisión radical, una mastectomía bilateral, es decir, quitar los dos pechos para minimizar las posibles complicaciones, ya que se ve que el otro seno se empezaba a formar otro tumor.

Tras pasar por el tratamiento de los ciclos de quimio y radioterapia la enfermedad quedó atrás y María Jesús Viejo continuó con su vida normal. hasta que en 2013 sufre “una ausencia” que la lleva a Urgencias y le descubren que el cáncer se había extendido; tenía afectado el hueso de la cabeza. Posteriores análisis detectan que la metástasis está en el hígado, el pulmón y todo el esqueleto.

“Es tremendamente duro. Ahora mismo hago vida normal. Soy consciente del pronóstico, pero me encuentro perfectamente. Ese futuro tan negro todavía no ha llegado, aunque puede hacerlo, porque hoy por hoy el cáncer de mama metastásico es incurable”. Como filosofía de vida recurrió al dicho: “Que me quien lo bailao”.

Eso sí recomendó que el anuncio de un diagnóstico así se haga con todas las precauciones, amparando al paciente, protegiéndolo y dando tiempo para asimilarlo, pero sin mentirle con falsas esperanzas.