No cabía ni un alfiler. Las entradas para ver a Miguel Poveda se agotaron días antes del concierto, que ha roto la dinámica habitual del Festival Flamenco para convertir la cuadragésimo sexta edición en el espacio para una sola voz, única, la del barcelonés. El escenario escogido -consolidado después de un Festival errante durante varios años- hizo aún más excelsa una de las principales figuras de la copla y el flamenco en la actualidad. El mismo Poveda que ha llenado los principales teatros y auditorios del país demostró en Zamora su talento. Tras la presentación llevada a cabo por Alberto Rodríguez, Poveda encadenó los primeros temas de la noche, que pronto encandilaron al público en la plaza de la Catedral. Y es que el barcelonés le hizo la competencia con su voz a la belleza nocturna del entorno del Templo Mayor de la ciudad.