Isabel Blanco, consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades participa en Jornadas eWoman que organiza LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA el 17 de noviembre. Política e Ingeniera de Caminos, confía en que los referentes femeninos contribuyan al empoderamiento de las mujeres, aunque sostiene que queda camino por delante y es necesario luchar para romper con los roles que continúan impuestos, la masculinización presente en algunos sectores y conductas de las nuevas generaciones propias de otra época.

–¿Qué valoración hace del panorama actual? ¿estamos más cerca de un marco más igualitario o estamos retrocediendo?

–Se ha avanzado mucho en los últimos años, se ha trabajado enormemente, pero hay que seguir trabajando. Actualmente me sorprenden algunas conductas que vemos, especialmente en chicas jóvenes, cosas que dan por normales como que sus parejas les revisen los móviles o les digan qué ropa ponerse, cosas que pensábamos que ya no veríamos, pero que nuevas generaciones las dan por asumidas. Entonces, evidentemente, todavía queda mucho por hacer.

–¿Cómo se llega a chicas tan jóvenes?

–Es difícil, pero se llega desde la educación, los colegios, la sensibilización, las familias y se tiene que llegar desde la sociedad. Pero, es cierto que es complicado cambiar todo esto en una sociedad que avanza tan rápido que no te paras a pensar. Esto complica trasladar el mensaje de que esto no es normal.

–¿Qué políticas está aplicando la Junta?

–Nos centramos en varios sectores, uno de ellos las mujeres más vulnerables. La mayor desigualdad es la violencia de género y, desde aquí, y tenemos que tener un compromiso firme para luchar contra ello. Un compromiso, además, que debe ser de toda la sociedad. Tenemos que seguir trabajando para ser capaces de erradicar la violencia de género. En Castilla y León el modelo es el ‘In-On-Out’, el In es la prevención, el On es la actuación y el Out es la vuelta a la normalidad de esas mujeres, ahí es donde son más importantes las políticas destinadas a la igualdad, para conseguir ese empleo que le ayude a retomar su vida, entre otras cosas. Aunque, la igualdad es más que eso, es algo en lo que se tiene que avanzar en elementos como en los puestos directivos, tratar de que haya más mujeres directivas; la educación, que las mujeres tengan cabida en carreras técnicas; frenar la desigualdad en el mundo rural, aquí en Zamora estamos pilotando un proyecto con industrias lácteas para enseñar a las mujeres en las diferentes áreas, con el objetivo de que haya una bolsa de empleo disponible en este sector.

Isabel Blanco. | Emilio Fraile

–Esta acción va en la línea de la titularidad compartida.

–Exactamente, estas mujeres que pertenecen al programa obtienen la posibilidad de dirigir su propia explotación o de trabajar para una. Son sectores en los que es muy difícil tener vacaciones, pero si hay una bolsa de empleadas disponibles, ese problema se solventa. Además, adquieren capacidades para dirigir una explotación con herramientas propias de las nuevas tecnologías y situaciones, generando un nicho con nuevas características y posibilidades.

–¿Qué otros indicadores tiene en cuenta la Junta?

–Prestamos especial atención a las mujeres víctimas de género, migrantes o de etnia gitana, para las que estamos desarrollando un programa en Valladolid, “Pajarillos en Femenino”, formando a las niñas que dejan muy pronto los estudios, con una preparación real para que puedan dedicarse a los oficios que desean, integrarse en el mercado laboral y tener una vida más independiente. Tenemos en marcha una serie de centros 2030 y lo vamos a extender a casi todos los centros que cuenten con características similares.

–Usted es ingeniera, ¿cómo cree que ha evolucionado la brecha de género en este sector?

–Fíjese, es algo bastante paradójico, hice la carrera hace treinta años y hoy en día hay casi menos mujeres que antaño, al menos en porcentaje. Tenemos que fomentar esa vocación en las chicas más jóvenes, en las niñas, enseñarles el futuro en los campos de las matemáticas, la ingeniería o la robótica, porque no puede perderse el 50% del talento, las mujeres son el 50% de la sociedad. En esta cuestión tenemos en marcha el programa STEM Talent Girl, para incentivar a las mujeres hacia ese tipo de carrera técnica. Sobre todo, no puede permitirse que las mujeres y las niñas piensen que no son carreras para ellas. Estamos haciendo mucha incidencia en ello, con acciones dentro de las empresas, los programas Optima, los bancos de buenas prácticas, el programa ioEmpresas, o con los planes de igualdad, que ya son obligatorios en empresas de más de cincuenta trabajadores.

Uno de mis referentes es Loyola de Palacio, que se trajo a todos los comisarios europeos a defender el campo español

–Además, es política, ¿en este campo se ha avanzado más? ¿podemos decir que cada vez hay más mujeres líderes en este sector?

–Si, pero mujeres líderes ha habido siempre. Para mi uno de mis referentes es Loyola de Palacio, la primera mujer ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España, que se trajo a todos los comisarios europeos a defender el campo español. La política es un área en el que cada vez hay más mujeres, sí, pero como sucede en los demás ámbitos, no es fácil superar determinados escalones que tenemos por ser mujeres y eso es precisamente en lo que tenemos que seguir incidiendo y trabajando.

–Se habla de conciliación, pero se siguen manteniendo roles que atan a la mujer a los cuidados.

–Claro, en este tema hay que hablar de conciliación pero, sobre todo, de corresponsabilidad, para ir trasladando ese rol de cuidados no solo a las mujeres, sino a la pareja, a la unidad familiar, esa colaboración entre los dos. Cuando hablamos de conciliación se nos viene la imagen a la cabeza de la mujer, la que tiene hijos, cuidado de personas mayores y trabajo, por eso hay que avanzar hacia el otro concepto. Al hablar de corresponsabilidad ya no se piensa solo en una mujer, la imagen mental es otra, porque las excedencias, las reducciones de jornada o llevar a los niños al cole son cosas de dos. Son cambios más lentos, pero se tiene que avanzar.

–¿Son aún más lentos en las zonas rurales?

–Si, totalmente. En las zonas rurales siempre es más difícil el sacar las cosas a la luz, en general. Las ciudades son más impersonales, conoces a tus vecinos, pero no al del barrio de al lado. En los pueblos, y más en los pequeños como muchos de Zamora, al final se conoce todo el mundo y muchas veces hay situaciones que no salen a la luz, y más si hablamos de cuestiones como la violencia de género. No si hay más machismo en los pueblos o no, pero sí cuesta más introducir determinadas políticas de igualdad.

–Uno de los elementos clave en la pandemia ha sido el teletrabajo, ¿cómo ha sido la conciliación para las mujeres?

–Con el teletrabajo no hubo conciliación, ni mucho menos. Estábamos en casa y teníamos que atender todo a la vez, la casa, el trabajo, los niños, etc. De las veinticuatro horas terminabas trabajando veinte. Muchos hombres se dieron cuenta de lo que era estar en casa trabajando con los niños, porque además, las que más trabajaron fuera de casa fueron las mujeres, porque afectó a la parte sanitaria y de cuidados, sectores que habitualmente están mucho más feminizados, así que los que tuvieron que quedarse en casa fueron ellos, asumiendo esas tareas.

La pandemia ha sido un punto de reflexión sobre determinadas situaciones que se daban por asumidas

–¿Podría decirse entonces que la pandemia ha sido un punto de inflexión?

–Ha sido un punto de reflexiónsobre determinadas situaciones que se daban por asumidas. La pandemia en el fondo nos ha hecho reflexionar sobre muchas cosas, ha sido un golpe muy duro a nuestro estilo de vida. En veinticuatro horas nos vimos encerrados y la casa pasó a ser el despacho, la escuela, el supermercado, lo era todo y tuvimos que reflexionar sobre cómo íbamos a enfocar la vida, las tareas y conciliar no solo con los niños, también con los mayores y eso se puso de manifiesto en ese momento, cuando no podías atenderlos, fue la revolución de los cimientos de la sociedad.

–¿En qué punto está la Ley contra la violencia de género en la Junta de Castilla y León?

–La Ley contra la violencia de género sigue su tramitación ordinaria, es un proceso largo, porque tiene que ser muy garantista. Las leyes como esta, que afectan a toda la sociedad, pasan por muchos órganos consultivos, ahora está ya en el último, tienen que emitir informe y posteriormente se van incorporando cada una de las aportaciones que ellos hacen y la idea es que se pueda aprobar a principios de año y remitirla a las Cortes para que tenga la tramitación parlamentaria.

–¿Cuáles serán los puntos más relevantes de esta Ley?

–Plasma el sistema “In-On-Out” y tiene especial relevancia porque muchas veces, cuando pensamos en violencia de género, nos vamos al asesinato, y es mucho más que eso. La violencia de género es el maltrato físico, psicológico, es la trata, las agresiones sexuales, y es importantísimo sensibilizar sobre eso y ser capaces de prevenir todas esas actuaciones, a través de todas las campañas habituales, pero también de las redes de igualdad que hemos puesto en marcha con las universidades, entidades locales, el tercer sector o la red de mujer rural, todo esto se encuentra dentro del “In”. La segunda fase que marca la Ley, el “On”, es la actuación cuando hay una mujer maltratada, con ayuda psicológica, recursos habitacionales, ayudas a los huérfanos o ayuda legal. El “Out” es otro paso muy importante, el tercer pilar de la Ley, los servicios sociales no pueden ser asistencialistas permanentemente, tenemos que poner encima de la mesa los medios para que retornen a una vida normal.

–Las denuncias por violencia de género aumentan en la comunidad.

–Si, las cifras de fallecidas, desgraciadamente, son similares todos los años, entonces, que aumenten las denuncias no es malo, porque significa que más mujeres están dando del paso de salir de la espiral. Está pidiendo ayuda y nos está dando la oportunidad de poder ayudarla. Así, que se incrementen las cifras de denuncias, que se visibilice eso, tiene el efecto de que haya más mujeres que se animen a denunciar.

Desde marzo de 2020 hemos atendido a 1.600 mujeres víctimas de trata de personas

–Mencionaba los casos de trata de personas.

–Durante la pandemia pusimos en marcha el programa “Atrapadas”, para ayudar a mujeres víctimas de trata, porque se daban situaciones terribles. Había mujeres que contraían COVID y cuando salían del hospital no tenían a donde ir y, a través de diferentes entidades, habilitamos los recursos adecuados para poder atenderlas. Desde marzo de 2020 hemos atendido a 1.600 mujeres. La mayoría de las víctimas son inmigrantes en situación irregular, lo que supone un mayor riesgo para ellas. Desde la Junta subvencionamos asociaciones que les prestan ayuda para salir de esa situación.

–Tener referentes femeninos es imprescindible.

–Totalmente, de ahí la importancia de los premios de eWoman, porque lo que demuestran es que se puede llegar, que somos iguales. Yo no me considero diferente ni a mis compañeros ingenieros, ni a mis compañeros de Consejo de Gobierno, trabajas, te esfuerzas y puedes hacerlo. Por eso, tener un referente, una inspiración, nos lleva a pensar que si esa persona pudo, porqué no vamos a poder nosotras también. Las Jornadas visibilizan que estas mujeres existen, que somos más de lo que muchas veces nosotras mismas pensamos o nos creemos. Cuando vamos indagando vemos que hay muchas más mujeres en puestos de responsabilidad o liderazgo de las que pensamos, que cada vez hay más, que tenemos que seguir rompiendo esos techos, aunque cueste. Se puede hacer, tenemos que proponérnoslo, porque no somos ni menos, ni más, que la persona que tenemos al lado. Eso es precisamente lo bueno de un evento como este, el visibilizar a esas mujeres, de diferentes ámbitos, el rural, el tecnológico, el deportivo, el empresarial, etc. uno de esos referentes puede ser el tuyo, porque no todas tenemos por qué tener el mismo.