Elisa Barrio es la directora de Recursos Humanos de CaixaBank en Castilla y León. La responsable de la entidad financiera será una de las participantes en el evento eWoman, organizado por LA OPINIÓN-EL CORREO, que se celebrará el próximo 19 de noviembre en el Consejo Consultivo.

–¿De qué manera avanza la presencia de la mujer en los puestos de dirección dentro del ámbito financiero?

–En el sector financiero, como en el mundo empresarial en general, las mujeres hemos ido ganando presencia. En CaixaBank contamos con un 41.5% de mujeres en posiciones directivas mientras que la media en España está en el 19%. Todavía nos queda mucho recorrido por hacer. Más aún cuando también los números avalan que las empresas con un mayor número de mujeres en estos puestos mejoran los distintos parámetros de rentabilidad, es decir, existe una correlación directa entre las empresas con un número significativo de mujeres en sus equipos directivos y los resultados económicos. La igualdad de género es un terreno clave dentro de los criterios ESG, que señalan que un mínimo del 30% de mujeres en puestos directivos hacen más competitivas a las empresas. La igualdad sólo se habrá alcanzado cuando la cifra normal sea, al menos, el 50%.

–¿Qué facetas han cambiado a nivel social en los últimos años?

–Creo que las mujeres hemos sido uno de los principales motores de cambio social y económico en las últimas décadas. La incorporación al sistema educativo ha sido la verdadera palanca de cambio que ha permitido a la mujer alcanzar una creciente autonomía.

–¿Cómo trabaja CaixaBank para fomentar la igualdad dentro de la empresa?

–Como no podía ser de otra manera, en CaixaBank estamos comprometidos con la diversidad, la igualdad de oportunidades y el talento de las personas y esto es así hasta el punto de que, como sabéis, el fomento de la igualdad forma parte de nuestro Plan Estratégico. Wengage es nuestro programa de diversidad, desarrollado por personas de todos los ámbitos de CaixaBank, que promueve la meritocracia, la igualdad de oportunidades y la diversidad de género, funcional y generacional. Además contamos desde enero de 2020, con un Plan de Igualdad para fomentar los principios de igualdad de oportunidades y diversidad de los equipos de trabajo, potenciar la presencia de mujeres en posiciones directivas y reforzar las medidas de conciliación de la vida personal y profesional. Incluye, por ejemplo, la perspectiva de género en los programas de desarrollo directivo y en los procesos de selección y formación, fomenta el teletrabajo y la flexibilidad.

–Por la desigualdad que aún se percibe en determinados hogares, ¿la pandemia y los procesos de teletrabajo han perjudicado especialmente a las mujeres?

–Según la información de que disponemos, que recoge el Monitor de Desigualdad de CaixaBank Research, las diferencias entre hombres y mujeres en los índices de desigualdad no son tan significativas como en otros ámbitos, como por ejemplo el empleo. A partir de marzo de 2020, cuando se empezaron a aplicar las medidas de reducción de la movilidad y la actividad, la probabilidad de continuar empleado se redujo de forma notable para el conjunto de la población, y en especial para las mujeres, con una brecha en la probabilidad de empleo que superó los 4 p. p. y no empezó a recuperarse hasta septiembre 2020. No tenemos constancia, aunque tal vez sí que existan, de efectos negativos del teletrabajo en las mujeres con la pandemia: lo que afectó desproporcionadamente a las mujeres trabajadoras en muchos países fue el hecho quedarse en casa para asumir trabajos de cuidados de los hijos y personas dependientes.

–¿Cree que hay mayor desigualdad en el medio rural?

–Sí, es evidente que aún queda camino por hacer. El sistema patriarcal sigue muy presente en la población rural. En líneas generales, se acepta que las mujeres ejerzan el rol productivo, siempre y cuando no abandonen el rol doméstico y familiar. En el medio rural existe una marcada feminización de la asalarización y una masculinización del empresariado rural. Las limitaciones tienen que ver con la cultura, la falta de equilibrio existente aún en las responsabilidades domésticas, dificultades para conciliar vida personal y laboral y sistemas de promoción poco objetivos. Como sociedad debemos fomentar la igualdad de oportunidades.

–¿Qué perspectivas tiene ante el futuro? ¿Se romperán los llamados techos de cristal en las empresas?

–En muchas ocasiones el techo de cristal nos lo ponemos nosotras mismas. Es importante que no nos pongamos limitaciones que nadie más nos está imponiendo. A veces, las mujeres nos exigimos tanto en todos los ámbitos de nuestra vida que nos frustramos y acabamos renunciando por lo general a nuestra faceta profesional. La responsabilidad compartida en el cuidado de los hijos es una de las claves para acabar con estas barreras.

–Usted ha alcanzado puestos de responsabilidad dentro de la entidad bancaria. ¿Cómo ha sido su proceso personal?

–Te pierdes momentos personales irrepetibles, sobre todo, en el terreno familiar. Ha habido pensamientos de reconsideración, mi carrera o mi familia, en la soledad de los hoteles cuando pernoctaba fuera de casa. Y por supuesto, el participar en diferentes proyectos profesionales siempre fuera de mi domicilio ha sido posible gracias al apoyo de la pareja, en este caso mi marido, y de mis padres que me han dado confort sabiendo que todo quedaba en buenas manos. Echando la vista atrás, después de un proceso de aprendizaje y formación continua, observo que junto con los progresos profesionales he ido sembrando en mis dos hijas los valores del esfuerzo, del crecimiento profesional, de la igualdad... Después de más de 25 años, un balance equilibrado en mi crecimiento profesional, personal y familiar.

–¿Qué opinión tiene sobre la organización de jornadas como eWoman?

–eWoman me parece un acto muy útil para seguir avanzando, ya que ayuda a visibilizar la igualdad de género. Creo que debemos apoyar iniciativas que refuercen el papel de las mujeres.