La zamorana Olvido Peños ha recibido el Premio eWoman a la Mujer Rural por ser creadora de las rutas por las bodegas históricas de Fermoselle, por fomentar con su trabajo el turismo rural en la provincia y por ayudar a mantener el empleo a través sus casas rurales El Arco de los Arribes, El Mesón y Buena Aventura.

-¿Qué sensación tiene tras recibir el premio eWoman a la Mujer Rural?

-He recibido el premio con sorpresa lo primero y después con ilusión y alegría. Ser la mujer eWoman emprendedora rural de tu provincia es algo emocionante y una alegría.

-¿Cree que es importante que se reconozca el talento femenino y el éxito de las mujeres?

-Es muy importante y quiero animar a esas mujeres que tienen en mente un proyecto a que lo pongan en marcha. Quiero aprovechar este premio que me dan en mi provincia, donde he nacido, para decir a las mujeres que para adelante, que se animen porque se puede.

-Es creadora de las rutas “Tesoros escondidos” por las bodegas históricas de Fermoselle, ¿cómo surgió la idea?

-Tengo tres casas rurales en Fermoselle desde hace cuatro años y a mis clientes les enseñaba mis bodegas. Entonces veía la cara de sorpresa que se les ponía cuando les enseñaba el casco histórico del pueblo, donde está la judería. Cuando llevas a la gente por esos sitios que no visitan por desconocimiento, ves su cara de sorpresa y que les gusta que les guíes por el pueblo y se lo expliques. De ahí surgió la idea de que la gente lo tenía que ver y no solo los clientes que venían a mis casas rurales.

-¿Cómo organiza las rutas por las bodegas?

-Tengo una oficina en el centro del pueblo, concretamente en El Arco. Desde allí salimos y hacemos el recorrido por las bodegas. Empezamos en la de El Pulijón y vamos visitando otras, algunas mías y otras de otras personas que me las han ofrecido para que nadie se marche de Fermoselle sin ver esos tesoros escondidos. Durante la ruta, les hablo sobre la historia del vino, del aceite y de los productos que tenemos en la zona. Los visitantes se sorprenden de cómo se iba a vender el vino y el aceite a los pueblos de alrededor. Antes era la forma de vender los productos de nuestra tierra porque Fermoselle era la despensa de Sayago con sus frutales, el aceite y el vino. De hecho, la bodega no solo servía para conservar el vino, también se conservaba en ella la matanza, el aceite, la uva y los productos del huerto. La bodega era la fresquera de la casa.

-Se dice que es el pueblo de las 1.000 bodegas, pero además Fermoselle tiene otras muchas cosas...

-Así es, Fermoselle tiene los miradores del Castillo, la posibilidad de hacer senderismo y es un sitio donde se juntan los dos ríos, el Duero y el Tormes. La zona de las dos vaguadas de los ríos es un sitio impresionante. También puede verse la iglesia de la Asunción y el mirador del Torojón. Merece la pena porque es un destino especial para pasar un fin de semana o hasta un ratito de un domingo. Todo el que viene queda enganchado con esta zona.

-Antes de esas rutas ya había abierto tres casas rurales, ¿por qué decidió abrirlas?

-Nos dedicamos a la construcción y además yo siempre he sido emprendedora. Antes tuve una tienda que por problemas de salud tuve que cerrar. Soy la administradora de la empresa de construcción y fuimos haciendo casas, pero no se vendieron por la crisis de 2008. Hace cuatro años pensé que la mejor solución era abrirlas para turismo rural. Cuando venía gente a las casas rurales mi intención era que vieran lo máximo del pueblo, que cuando volvieran a sus lugares de residencia dijeran que Fermoselle les había gustado y que les había gustado porque se lo había enseñado Olvido. Creo que el boca a boca es lo más importante. Mi objetivo es que se fueran con un buen recuerdo y buen sabor de boca. Por eso, les enseñaba mis bodegas. Nadie se imagina que por debajo del subsuelo haya todos esos tesoros escondidos que trato de enseñar para que todo el mundo los conozca.

-¿Cree que el turismo es importante para el medio rural de la provincia?

-Totalmente, pero no solo el turismo, lo importante es que se conozcan esos sitios emblemáticos que son dignos de ver. Lo que tenemos es precioso y la gente que viene se enamora de ellos cuando los ve.

-Con la pandemia de Covid-19 se ha puesto de relevancia el medio rural, ¿ha notado más ocupación en sus casas rurales este verano por ese motivo?

-No, lo que he notado es que la gente que no ha salido al extranjero se ha quedado más por esta zona, pero otros años he tenido que decirle a más gente que no tenía sitio. Este año hemos ido más relajados en cuanto a ocupación.

-Es una emprendedora en el medio rural, ¿animaría a las mujeres a emprender en los pueblos?

-Sí, creo que el mejor sitio para emprender es donde vivimos, en el sitio donde hemos nacido y más si encima es una tierra que lo necesita y que necesita que nos quedemos. Pienso que qué mejor sitio hay para vivir que quedarse en la tranquilidad de un pueblo, sin prisas, y además tenemos la capital a 63 kilómetros, que no es lejos. Hace cinco años nos reunimos las personas de Fermoselle que habíamos cumplido 50 años, con algunos de ellos ya había perdido el contacto. Hubo una persona que me dijo que me envidiaba porque he vivido donde he nacido y donde he querido, mientras otras personas siempre han estado añorando esta tierra que les vio nacer y donde están deseando volver cuando se jubilen. Me dijo que yo todo eso lo he tenido y que los que se han ido no han hecho más que los que nos hemos quedado a vivir aquí. El hecho de que me dijera que me tenía envidia sana y que le hubiera gustado quedarse a vivir en Fermoselle me hizo reflexionar mucho sobre la paz y la tranquilidad que nos da vivir en un pueblo.