Miles de zamoranos acudieron desde primera hora de la mañana a ejercer su derecho a voto en los 17 colegios electorales de la capital. Once horas de apertura de mesas electorales en las que se produjeron anécdotas de todo tipo. La normalidad no evitó que los ciudadanos se encontraran con problemas a la hora de emitir su sufragio. Unos más graves que otros. Aquí, un pequeño resumen.

El colegio Juan XXIII registró una gran actividad desde primera hora de la mañana. Los vecinos del barrio de San José Obrero fueron unos de los más activos durante todo el día. La anécdota la protagonizó una pareja de gemelos de los que tan solo uno pudo emitir el voto. Uno de ellos votó en la mesa de su hermano. Los miembros de la mesa comprobaron apellidos y cara en el DNI, pero sin percatarse de que el nombre no correspondía con el votante, dado que estaba en otra sección. Nada se habría descubierto si no fuera porque por la tarde fue el otro gemelo y figuraba como que ya había votado. El presidente no lo dejó votar, lo que provocó la protesta del afectado.

La normalidad fue la nota imperante en este pequeño colegio electoral en el que ejercieron su derecho a voto los vecinos del mismo barrio y los de la urbanización Siglo XXI.

El barrio de San Lázaro fue uno de los más madrugadores de la jornada electoral. No obstante, a las nueve y media de la mañana ya había acudido a votar "un alto porcentaje del censo total", conformado por 600 personas, según la opinión de los interventores. En materia de incidencias, apenas hubo que destacar nada, salvo la necesidad de contar con suplentes en las mesas electorales ante la incomparecencia de los titulares sin razón aparente.

El colegio que abastece el Casco Antiguo tuvo problemas nada más llegar los presidentes y vocales a las mesas. O, mejor dicho, nada más no llegar. La constitución de mesas se demoró más de lo previsto ante numerosas incomparecencias y por esta razón, una de ellas se vio obligada a abrir más tarde de lo previsto por la administración, que era a las nueve de la mañana. A partir de ahí, es cierto, la jornada se desarrolló con absoluta normalidad.

Los zamoranos de la margen izquierda de la ciudad no fueron madrugadores. Hasta pasadas las 12.00 horas -al igual que en la ciudad, prácticamente desértica- no comenzó el movimiento en los colegios electorales de San Frontis, del Alejandro Casona y de Pinilla.

A las 8.30 horas, las mesas electorales de estos seis colegios estaban constituidas, aunque, eso sí, con la ausencia de vocales titulares en la mayoría y de algún presidente: Los sustitutos tuvieron un protagonismo inesperado. En una de las mesas del Jacinto Benavente, "los suplentes aplaudieron al ver que llegábamos todos los titulares", apuntaban ellos mismos como la única anécdota de una mañana que pasó sin pena ni gloria en las zonas indicadas: ni incidentes, ni anécdotas. Salvo la de una señora que se equivocó de urna e introdujo la candidatura a las Cortes en la dispuesta para recoger los votos del Ayuntamiento.

A media mañana, apenas el 16% de los zamoranos había emitido su voto en los seis colegios indicados. El buen tiempo no animó a madrugar y no sería hasta después de las 13.00 cuando los ciudadanos comenzarían a formar colas para ejercer su derecho. A las 14.30, más del 30% de los electores habían cumplido con su deber ciudadano.

En el colegio que atiende al barrio de Los Bloques, hubo una queja principal que protagonizó la jornada. Y esa fue la existencia de barreras arquitectónicas que impedían la entrada a las personas con problemas motrices. Hasta en seis ocasiones hubo que trasladar la urna a la calle para que sendos zamoranos ejercieran su derecho a voto. Algo que indignó tanto a los miembros de las mesas como a los propios vecinos, puesto que la entrada del patio del colegio sí está habilitada para la entrada en silla de ruedas, pero nadie había dejado allí una llave para poder acceder por esta entrada.

La jornada comenzó en este colegio electoral sin apenas movimiento. No obstante, en torno a las seis y media de la tarde ya habían ejercido su derecho a voto el 50% de los electores suscritos en este censo.

Otro colegio poco madrugador. Si bien por la mañana no acudió demasiada gente en este colegio, pasado el mediodía comenzó a notarse un incremento de electores que continuó hasta el cierre de las urnas a las ocho de la tarde.

El colegio instalado en el instituto Maestro Haedo, como uno de los más grandes de cuantos existen en la capital, registró una gran afluencia de público durante la mañana, algo que se extendió a todo el día. En este colegio, mucha gente echó en falta la relación del censo a las puertas de cada mesa, que por motivos de la Ley de Protección de Datos han dejado de colocarse a la vista del público.

Como ocurrió en numerosos distritos, los vecinos del barrio de La Horta esperaron a que avanzara el día para ejercer su derecho a voto, como así detectaron los interventores. No fue hasta última hora de la tarde cuando los ciudadanos comenzaron a llegar de forma masiva al centro aunque, eso sí, ya con su papeleta en la mano.

Los vecinos de la zona centro fueron también poco madrugadores. La mañana se desarrolló con escasa actividad, mientras que a partir de las seis y media de la tarde se disparó la participación.

Al ser uno de los colegios más importantes de la capital, el Claudio Moyano registró gran actividad durante todo el día. El protagonismo lo cobró un joven que había solicitado el voto por correo pero, al no llegarle a casa, decidió personarse para votar. No pudo hacerlo porque ya contabilizaba como ejerciente de sufragio.

Como uno de los distritos más importantes, el colegio San José de Calasanz arrancó la jornada con una gran afluencia de votantes. Un incidente entre apoderados de distintas formaciones políticas obligó a intervenir a la Policía Nacional, que permaneció allí durante un tiempo prudencial para calmar los ánimos. A partir de las once y media de la mañana, las diferentes mesas acumulaban tantos zamoranos que éstos se veían obligados a esperar turno para ejercer su derecho a voto.

Tarde e impuntual fue la constitución de las mesas en el pabellón Ángel Nieto de la capital. Como en el resto de espacios de voto, la ausencia de titulares de mesa fue la tónica general entre las ocho y las nueve de la mañana. Algo, no obstante, que no impidió que a la hora prevista abriera el colegio con normalidad.