El MMT Seguros volvió a mostrarse irreegular en su penúltimo partido de liga disputado en casa de un Handbol Bordils que se impuso por 30-28. Un marcador que obedeció a la desigual actuación de los zamoranos, que fueron capaces de enseñar lo mejor y lo peor con muy pocos minutos de diferencia.

El cuadro de Viriato se mostró como un equipo concentrado hasta el descanso y muy irregular tras el reinicio. La primera fue ajustada y en la segunda, tras un comienzo zamorano casi perfecto con un parcial demoledor como viene siendo costumbre en los últimos partidos, se vino abajo. Tenía el duelo encarrilado pero en la parte final su ataque se estancó y se dejó los dos puntos.

Les costó a los zamoranos casi cuatro minutos abrir la portería catalana, pues comenzaron el choque con bastantes problemas ofensivos ante un equipo catalán muy compenetrado y animado al calor de su potente afición una vez más.

El Handbol Bordils firmó un parcial inicial de 2-0 con su goleador Nono Quintana muy incisivo, pero el marcador no tardaría en equilibrarse pasados unos minutos, 3-3, merced al mejor desempeño defensivo de los visitantes y a la buena conexión lograda con Alberto Molina por la zona central, que además de abrir muchos espacios se mostró superior en los uno contra uno sacando una provechosa tajada de esa situación favorable.

Los geroneses no bajaron el ritmo y de hecho tampoco dudaron en incrementarlo corriendo a la menor oportunidad, por lo que de nuevo el mayor peligro llegaría desde el lateral izquierdo con el bombardero Nono Quintana en plan letal.

Una vez que Zamora consiguió taponar ese costado apareció otro de los locales con mucho gol, el veterano pivot David Masmiquel capaz de encontrar espacio para el lanzamiento donde no lo hay. Pero El MMT Seguros Zamora mantenía el orden y no cedía lo más mínimo, así pese a que por momentos la diferencia volvió a abrirse en dos goles el conjunto visitante tuvo pausa y claridad para hacer daño arriba, especialmente con Ceballos desde el extremo, que secundó a Molina en el papel anotador, 9-9 pasado el cuarto de hora.

Sin pausa alguna el juego discurrió bonito e interesante, con un bonito intercambio de golpes en cada área donde Nono Quintana y Molina ejercían de estiletes. Entonces y durante muchos minutos, aunque tras una pausa del banquillo de García Valiente precisamente para frenar una gran racha de Nono, el marcador reflejó diferencias mínimas pero siempre con los locales mandando. Zamora no conseguía culminar sus oportunidades de colocarse por encima en el luminoso pero eso no hacía mella en su ánimo y el equipo se seguía mostrando como un grupo unido y conjuntado que, pese a sus errores, jugaba de manera colectiva y con buenas dosis de tranquilidad, sin nervios. El tramo final de la primera parte fue tenso, bonito y muy ajustado, sirvió además para la entrada en escena del extremo Cristian Reyes, que resultaría determinante en ese momento y también en el reinicio del choque tras el tiempo de descanso, 15-14.

A la vuelta de los vestuarios el MMT Seguros Zamora salió enchufadísimo con una muy buena defensa y apoyado en la velocidad de Reyes y Ceballos le endosó a su rival un durísimo parcial de 1-7 en apenas siete minutos de juego que dejaba el marcador en un increíble 16-21 si se tiene en cuenta cómo había sido el partido hasta entonces. Los zamoranos no sólo se colocaban arriba por primera vez en el duelo, si no que además amenazaban con dejar ko a su oponente y finiquitar el resultado por la vía rápida ante la estupefacción de la grada del Municipal Blanc i Verd. El entrenador local Pau Campos ya había intentado taponar la sangría parando el juego en el minuto cinco pero se vio obligado a agotar casi todos sus recursos disponibles y su equipo no mejoró hasta que Masmiquel y Nono Quintana aparecieron de nuevo. Por su parte, el entrenador visitante García Valiente se mantuvo espectante dejando hacer a los suyos y sólo cuando el equipo se secó en ataque, tras cinco minutos y un sólo gol, paró el partido y reordenó ideas, 18-22 pasado el minuto diez.

Después el choque se volvió más tenso y trabado, aparecieron las desigualdades de efectivos en ambos equipos, también los errores de unos y otros y cierta precipitación en las acciones ofensivas; pero el resultado seguía controlado por parte zamorana, 22-26 pasado el minuto veinte de juego. Sin embargo, tres minutos horribles de los visitantes en los que ni siquiera un tiempo muerto mejoró las cosas y cuatro goles consecutivos locales dejaron el marcador igualado una vez más, 26-26 y había que volver a comenzar. A partir de entonces, en esos m inutos que quedaban hasta la conclusión del encuentro, el equipo zamorano sufrió mucho, especialmente en ataque donde las luces se le apagaron por completo. Se buscó el cambio ocn las rotaciones pero con los dos sietes ya muy cansados resultó que la banqueta catalana ofreció más cosas y acabaría llevándose la victoria hasta con relativa comodidad habida cuenta de los errores zamoranos en atque, que sólo lograrían hacer dos goles.