El proceso de selección de las plazas olímpicas parecía haber tomado ayer un rumbo más serio con la anulación de las tres primeras series del K4 500 pero la Federación Española decidió, tras retrasar la reanudación de las pruebas un día, mantener el sorprendente programa de tests en el que se mantienen los privilegios que se les han otorgado a Carlos Arévalo y Saúl Craviotto. Los dos palistas, que consiguieron los mejores tiempos en el K1, seguirán formando parte de las tres tripulaciones que protagonizarán las tres tiradas que comienzan este miércoles en el embalse asturiano de Trasona.

La Federación decidió este martes que la tripulación del K4 500 quedará decidida esta semana, y las tres combinaciones, integradas por los seis palistas que buscan plaza en el K4 español, son Craviotto, Walz, Arévalo y Germade; Craviotto, Walz, Arévalo y Toro, y Craviotto, Garrote, Arévalo y Toro, las que ya estaban previstas en un principio antes de anularse las pruebas del pasado fin de semana. Tan sólo parece cambiar el orden en que remarán pero se mantienen a Craviotto y Arévalo como fijos en los tres barcos, y el K4 del zamorano Garrote actuará en la segunda jornada. 

La combinación que acredite el mejor tiempo competirá en la Copa del Mundo, que se disputará en la ciudad húngara de Szeged del 14 al 16 de mayo, y si consigue un puesto de podio, los cuatro deportistas que la componen tendrán asegurada su presencia en los JJOO de Tokio.  

Estas decisiones se adoptaron después de que no se celebrara ayer la prueba contrarreloj que tenían previsto palear Craviotto, Cooper, Arévalo y Toro. El entrenador del K4, Miguel García, ha explicado que el proceso de selección incluye “datos recopilados durante mucho tiempo, entre ellos los del selectivo, en el que se han visto algunos que no aportan claridad y que tienen ruido. Se desestiman, como ocurre en un proceso habitual, y se siguen recopilando más datos para conseguir tener la mejor embarcación posible en Tokio”.

El técnico, responsable de la preparación de cuatro de las embarcaciones ganadoras de medalla en los JJOO de Río 2016, Londres 2012 y Pekín 2008, subrayó ayer que la diferencia de tiempos quizás no responde a un solo motivo, ya que existen variables como que el segundo día hizo más frío, que la salida se hace manual con pontonero y no automatizada, y la propia activación de los deportistas, buscando unas justificaciones que ya se conocían antes de realizar la prueba para la diferencia abismal a favor que se produjo en el tiempo del K4 del último mundial.

García mantiene de esta forma todos los aspectos oscuros y difíciles de comprender que existen en las bases del control: “A partir de ahora lo que tenemos que hacer es entrenar, y vamos a cerrar el proceso de la mejor manera posible desde el sentido común y el trabajo, con lo cual llegaremos a un punto de consenso en el que podremos finalizar la selección con claridad”. Ese supuesto consenso.

“El test previsto para ayer no se ha disputado porque los deportistas, después de todo este maremágnum, no están en condiciones de aportar el cien por cien en cada prueba, de manera que la información que íbamos a obtener no nos sirve”, dijo el entrenador, que, en un principio, había descartado realizar el resto de pruebas contrarreloj programadas para esta semana. 

Desde diversos frentes del piragüismo español han surgido en las últimas horas duras críticas al proceso de selección de las plazas olímpicas que fueron desde el expresidente de la RFEP, Juan José Román, que pidió la apertura de una investigación sobre la pruebas realizadas, hasta el presidente del Club Fluvial de Lugo al que pertenece Cristian Toro, Tito Valledor, quien remitió ayer una carta formal al presidente de la Federación Española, Pedro Pablo Barrios. Tito Valledor, denuncia en su escrito “posibles irregularidades en el proceso de selección” y reclama un selectivo “lo más limpio, igualitario y transparente posible” para que en Japón represente a España “la mejor embarcación posible”.

El club gallego que actúa en defensa legítima de su deportista Cristian Toro ante la conducta “totalmente unilateral y absolutamente parcial o partidista por parte del entrenador Miguel García”.