Djokovic felicita a Nadal tras la entrega de trofeos. | Julien de Rosa / Efe

Un extraterrestre en la tierra

Un extraterrestre en la tierra

París (Francia),La victoria número 100 de Rafa Nadal en Roland Garros quedará marcada para la historia del torneo y del tenis. El triunfo frente a Novak Djokovic por 6-0, 6-2 y 7-5 supone su 13º título en París y el 20º Grand Slam con el que caza a Roger Federer. Fue un ejercicio de precisión, una obra de arte solo al alcance de un extraterrestre sobre la arcilla parisina. Arrodillado sobre su tierra y cara de felicidad, Nadal sonreía feliz como un niño, por un éxito que, difícilmente pueda volver a verse en esta centenaria central Philippe Chatrier que conserva desde 1928 “L’Esperit du tennis”, dicen los franceses. Si hay alguien que lleva ese espíritu especial en su corazón se llama Nadal.

A Djokovic solo le quedó felicitarle y reconocer lo que todo el mundo sabe desde hace 15 años. “Lo que haces es increíble. Eres el rey de la tierra y lo he experimentado en mi propia piel. No estoy satisfecho de cómo he jugado, pero he jugado contra el mejor”, asumió con humildad Djokovic en la entrega de trofeos. En un Roland Garros desconocido para Nadal desde que ganó el primero en el 2005, bajo unas condiciones que no ayudaban a su estilo de juego, el tenista mallorquín impuso su ley con autoridad. Ni el frío, ni las nuevas bolas, ni el techo o la pista pesada, impidieron que Nadal abrazara, con su máscara rosa, la Copa de los Mosqueteros, como si fuera su pequeño hijo.

Las condiciones no eran las mismas que en junio, pero en Roland Garros la tierra sigue siendo roja y la bola redonda. Las circunstancias han cambiado en el frío octubre parisino, pero la actitud de Nadal no. Eso nunca cambia. Y esa voluntad de superación ayer le dio la mayor alegría de su vida. Las cosas no empezaban bien para Nadal. La lluvia obligó cerrar el techo. Era la primera final de Roland Garros “indoor”. Las mejores condiciones para Djokovic. Las que habría soñado la noche anterior, seguro. Pero el número 1 no lo aprovechó. En 45 minutos, Nadal se apuntaba su primer set y lo hacía sin que Djokovic ganara un solo juego. Todo un golpe moral. Nunca en las 26 finales de Grand Slam había encajado un 6-0.

Djokovic probaba dejadas, lanzaba su revés cruzado abriendo la pista al límite o buscaba contrapiés y ganadores con la derecha, pero siempre aparecía Nadal para devolver un golpe más, por complicado que fuera para llevarse el punto. Djokovic ganó su primer juego al inicio del segundo set, salvando dos nuevos “break points” (hasta 18 cedió a Nadal en el partido). Una auténtica sangría que no pudo parar hasta el final de las 2 horas y 41 minutos de sufrimiento y deseperación. Lo intentó en el tercer set. Logró el primer “break” (3-3) y gritó de rabia pidiendo el apoyo del millar de espectadores que seguían atónitos ante el recital de Nadal.

Con 52 errores no forzados y solo 14 de Nadal, la diferencia era abismal. El campeón certificó su 13ª final conquistada en París (no ha perdido ninguna) con un “ace”. Djokovic se marchó a su rincón con una paliza que tardará en olvidar. La primera derrota de la temporada, con 37 victorias y una descalificación por el pelotazo que le dio a una juez de silla en Nueva York ante Pablo Carreño.

El número 1 mundial había dicho que tenía un plan ante Nadal. Seguramente se lo dijo Goran Ivanisevic, que no está en París, que el día anterior dijo públicamente: “Nadal no tiene nada que hacer ante Djokovic”. Buena premonición y un acicate más para provocar al rey de la tierra que, como habían dicho Carlos Moyà y Francis Roig, si tenía un plan y lo cumplió ganando el título y sin ceder un solo set en el torneo. “Estoy muy feliz, hace un mes veía imposible tener este trofeo conmigo”, reconoció un emocionado Nadal.

“Ha sido mi mejor partido, sin duda”, añadió Nadal. “Era el día para hacerlo. Tenía que ir dando hacia delante de manera progresiva porque venía de una preparación muy justa. He jugado contra uno de los mejores jugadores de la historia, que está a un nivel increíble”. Tanto en la pista como en la sala de prensa, Nadal mantuvo su discurso de la víspera sobre su pugna con Roger Federer, al que ha igualado con 20 Grand Slam: “Nunca dije que no fuera mi objetivo, sino que al final yo hago mi camino. Es evidente que me importa llegar a esa cifra porque llevo mucho tiempo trabajando. Novak, Roger y yo competimos por algo más y para mí hoy es un paso muy grande dentro de la historia de este deporte, pero lo vivo con total normalidad”.