El Virgen de la Concha Caja Rural no pudo dar la sorpresa en casa de un Ávila que se mostró mucho más contudente, aunque un primer parcial de 0-6 dio pie a la esperanza. El inico fue bueno y los de Nacho Domínguez supieron aprovechar el atasque de los locales para comenzar sis ventajas (4-11). Sin embargo, poco a poco los abulenses se fueron acercando (19-21) y entrando en ritmo en un primer cuarto en el que llovieron los triples para acabar 27-28.

En los primeros compases del segundo cuarto un robo de Juan Castro propició una canasta muy sencilla para el empate del Óbila y acto seguido, con un lanzamiento muy abierto, logró anotar un triple fundamental para marcar las diferencias (34-31). Los abulenses intentaron romper el encuentro en el segundo cuarto como viene siendo habitual en ellos. Y lo hicieron. El 27-9 en el periodo dejó el encuentro prácticamente visto para sentencia.

Una vez más, y ya es algo habitual, Jaume Lobo fue la gran baza de los verderones. De hecho el catalán fue el máximo anotado del partido con 32 puntos. Con la llegada de los dobles dígitos de diferencia (54-37) el Óbila comenzó a respirar y a ver el encuentro con otros ojos.

Diferencias insalvables

A lo largo del tercer cuarto la superioridad del Óbila se fue haciendo cada vez más palpable. De los más de diez puntos de diferencia llegaron los veinte puntos de margen (61-39) y solamente Kilian Riverol parecía sujetar un equipo que no encontraba solución en la rotación. Los errores ya eran una constante en las filas zamoranas y con el Óbila con el mono de trabajo puesto estaba muy cuesta arriba para los visitantes, que entraban en el último cuarto con un 74-53 nada favorable.

La disciplina defensiva fue bajando poco a poco aunque las faltas producto de la frustración se hicieron algo habitual en el Caja Rural Zamora, que no quería salir demasiado humillado del encuentro. La proyección para el Óbila era muy buena y con la facilidad que estaban encontrando en la pintura con los hombres grandes estaba todo muy decantando. Pasado el ecuador del último cuarto comenzaron los tiros rápidos, precipitados y sin éxito. Una secuencia inacabable de fallos en ambos lados de la pistoa acabó truncando pero el resto estaba prácticamente dicho. Al final un 96-70 y a pensar ya en los partidos de casa porque cualquier esperanza pasa por el Ángel Nieto.