La Powerfull Color Race celebró ayer su quinto aniversario como evento dentro del programa de Ferias y Fiestas de San Pedro con una edición marcada por el intenso calor que asoló Zamora y que provocó, en gran medida, un descenso notable de la participación con respecto a años anteriores en los que mucha más gente disfrutó de la experiencia que propone.

Apenas unos pocos cientos de personas se reunieron ayer en el parking de la Ciudad Deportiva para afrontar la carrera en la que llegar primero no es una victoria sino divertirse en compañía de amigos y familiares a lo largo de un recorrido lleno de zonas para el disfrute. Quizá fuera porque el sábado estaba cargado de citas importantes en el programa de San Pedro o por las altísimas temperaturas que durante estos días convierten en un ejercicio para valientes salir de casa, pero lo cierto es que de la cinco ediciones celebradas hasta la fecha la de ayer fue la más deslucida.

Peñistas, jóvenes y algún que otro deportista desafiaron al calor para aprovechar la tarde entre barreras, agua, espuma y escenarios de lo más variopinto. Un entretenimiento con el que buscaron refrescarse a ritmo lento pues, a pesar de ser una iniciativa para todos los públicos y de baja exigencia física, a nadie le apetecía correr más de la cuenta bajo el abrasador sol de la tarde.

Ataviados con camisetas rojas y disfrutando de más espacio del habitual, cientos de jóvenes se congregaron en el punto de salida para iniciar la fiesta deportiva con la pintura como gran protagonista. No tardaron los participantes en ver teñidos sus ropajes pues, cerca de la hora marcada para el inicio (las 18.00 horas), llegaba la primera suelta de colorido polvo al aire. Comenzaba la ´diversión y también el trayecto de los participantes a lo largo de las orillas del río Duero.

Con lento caminar, sobre las 18.30 horas, se inició el paso por un recorrido con nada menos que 17 postas programadas para hacer las delicias de todos aquellos que buscaban pasar un buen rato en la tarde de ayer. Resbalinas, hinchables, agua y obstáculos diversos aguardaban a los zamoranos que, entre prueba y prueba, aprovecharon para sacarse unos "selfies". Instantáneas coloridas que tuvieron su momento más demandado en el cambio de orilla, cuando el circuito atravesaba el Puente de Piedra.

El recorrido, con el mítico cañón de espuma o el tobogán gigante que se estrenó el pasado verano, cumplió con su objetivo y divirtió a todos los participantes. Eso sí, a pesar de que los clásicos de la prueba siguieron despertando la misma diversión de siempre, la gente echó de menos alguna novedad con la que celebrar y recordar el quinto aniversario de la Powerfull Color Race.

Al final, en la Ciudad Deportiva, esperaba de nuevo la música que amenizó también la salida para poner punto y final a la experiencia de los pocos zamoranos que se animaron a participar en la carrera cromática de San Pedro. Una cita en la que ayer hubo más calor que color.