Saulo Hernández, entrenador del Aquimisa Laboratorios Queso Zamorano, ha gozado de unos días de descanso tras finalizar una campaña histórica para su equipo y para el CB Zamora. Una temporada de la que hace balance de forma positiva pero, más que por los resultados cosechados, por las sensaciones y el crecimiento experimentado en los últimos meses. Dos hechos que espera puedan tener continuidad una vez superado el próximo verano.

-Tras unos días sin baloncesto, supongo que ya le habrá dado tiempo a analizar la campaña de forma sosegada. ¿Cuáles son sus impresiones?

-Lo cierto es que tengo la misma sensación con la que convivimos en el equipo durante los últimos meses de competición. Ha sido una temporada histórica por resultados pero también en sensaciones. El deporte son números, puntos pero, cada año que pasa, doy más valor a las emociones que despierta y que le rodean y, en ese sentido, ha sido fantástico.

-¿A qué se refiere?

-Creo que ver a tanta gente emocionada y sintiendo el equipo nos ha hecho dar un paso hacia delante. Ese seguimiento, ese interés por el club y la sensación familiar con los seguidores... llorar o alegrarse juntos. Es sin duda, lo que más me agrada cuando echo la vista atrás esta campaña. Al final ganar dos o tres partidos más es importante pero, en perspectiva, tiene menos relevancia.

-Aun así, ¿da mucha rabia ese último fallo de Meikle o, ya con los días, puede más la alegría de un buen año?

-Es imposible que no te de rabia. Nos hemos quedado a una canasta de poder jugar un ida y vuelta por estar en LEB Oro. Sin embargo, hay que saber que la realidad es otra y saber tener los pies en el suelo. No ascender podría ser bueno para la marcha del club en próximos años.

-¿En qué fundamenta esa afirmación?

-El equipo ha pasado de estar completamente desahuciado en LEB Plata y salvarse por los pelos, una vez deportivamente y otra no. Llegamos a pensar que no pertenecíamos a la categoría. De eso, se pasó a disputar la final de la Copa LEB Plata y a rondar el play-off de ascenso. Ese es un paso natural si el club quiere crecer pero, si hubiéramos ascendido a LEB Oro, estaríamos muy contentos pero sería algo antinatural. Un salto demasiado grande.

-¿Cuándo se dio cuenta de que ese cambio era real y los objetivos pasan a ser otros?

-La semana que ha mí me marca mentalmente y cambia los planes es en la que jugamos de forma consecutiva contra Navarra y Rioja. Eran los dos "cocos" de nuestro grupo y nosotros veníamos de enganchar una buena racha. Esa semana pasaron los dos por el Ángel Nieto y ganamos ambos partidos, además algunos problemas físicos. Después de jugar contra Navarra miraba la clasificación y pensaba "a lo mejor este año no toca sufrir tanto y pasamos el corte", algo impensable antes.

-¿Cuál fue la clave para que ese cambio pudiera darse?

-Creo que se han dado varias circunstancias para ello. Lo primero es que el nuevo sistema de competición nos ha beneficiado, con una primera vuelta relativamente corta en la que si pasas te olvidas de la presión de descender. Y luego otra serie de factores, como lesiones propias o rivales, el acierto en el partido...

-¿Y el cambio de dirección a la hora de armar el equipo?

-Sin duda. Después de dos años apostando por un perfil de jugador al que podíamos acceder de manera más fácil y fallar, la experiencia nos llevaba a esperar un poco por otro perfil, jugando a todo o nada.

-Un acierto, visto lo visto.

-Ahora lo decimos con una sonrisa pero, cuando a falta de una semana para empezar la liga se había fichado solo a cuatro jugadores y tres vinculados, no estábamos tan seguros de que esa apuesta saldría bien o fuera lo correcto. Pero está claro que la LEB Plata ha cambiado mucho en estos dos últimos años, el nivel físico ha crecido exponencialmente. Para los románticos del basket que les gustaba Corbalán sonará triste pero, ahora, lo primero es el físico. Después ya se mira el talento del jugador, y no hace falta tener una calidad desorbitada para competir.

-Muchos equipos mirarán ahora a su plantel. ¿Tiene idea de qué piezas clave podrá mantener o con qué base cuenta para la próxima campaña?

-No. He desconectado unos días porque el año pasado no pude y, en una semana, me reuniré con mi padre (el presidente del club). Él es el encargado del aspecto económico y me contará con qué fuerza económica afrontaremos la campaña. Dependiendo de ello, podremos empezar a hablar antes o después con los jugadores.

-¿Y sondear el mercado?

-Si tenemos el mismo presupuesto, como mucho podemos pensar en hablar con los jugadores actuales de la plantilla y ver a quienes le interesa renovar pese a contar con ofertas mejores de otros clubes. Si tenemos algo más de dinero, podríamos pensar en algo más pero ya se verá.

-¿Qué tipo de refuerzo interesaría para el próximo año?

-Estoy tan acostumbrado a no elegir lo que nos gustaría de entrada y ver como evoluciona el mercado para después plantearnos cosas que no tengo preferencias ahora mismo. Sé que no tengo esa capacidad hoy. Tengo en la cabeza qué tipo de equipo me gustaría pero hay que tener los pies en el suelo y saber que se busca el año que viene. Nos hemos ido con la sensación de que nos quedaba un poco para luchar contra Alicante o Murcia pero nuestro presupuesto o identidad no es pelear por LEB Oro, es otra distinta.

-¿Un equipo más modesto pero igual de sólido?

-Tenemos que tener claro el objetivo y creo que un grupo con perfil similar al de este año lograría salvarse, y ese es el primer paso a seguir. Luego, si se puede añadir algo distinto para estar más arriba, mejor.

-Así que el objetivo es salvarse, ¿no?

-O cambia mucho la película o no solo sería el objetivo, sería un enorme éxito. Y es importante tenerlo claro porque perdemos la perspectiva muy rápido. Otros equipos como Cambados o La Roda firmaron un gran año en LEB Plata y luego descendieron. Es normal, no se puede pedir a un equipo que haga proezas cada año con presupuestos siempre inferiores a sus rivales.

-¿Sin más presupuesto es imposible crecer?

-Deportivamente es así. A mí me gustaría que este año haya servido para animar a instituciones, empresas privadas y socios a colaborar con nosotros y ayudarnos a tener unos cimientos más sólidos con posibilidades de llegar a los objetivo o pensar en cotas más altas en un futuro. Ojalá sea así.

-Desde luego, su año ha despertado el amor por el baloncesto en Zamora. Dará pie para ampliar la cantera que ayude al equipo a competir?

-La cantera es un tema complicado que, por lo general, implica dos corrientes de pensamiento. Yo soy de los que piensan que, al menos en el baloncesto, la globalización hace inviable su vertiente deportiva. Hay jugadores de otros continentes que vienen aquí prácticamente por nada para imponer su físico y su talento. Es una selección natural pues, por estadística, es difícil que en Zamora surja un Sango o un Nnamdy. Además, los grandes clubes no tardarían en incorporarlo a sus categorías inferiores como ocurre habitualmente.

Para mi la cantera es la familia que rodea al primer equipo, que le ayuda y le sigue rigiéndose por los valores que identifican al club como el respeto o la educación. Y, si a mayores, da éxitos estupendo.

-Una familia que disfrute junta, como este año.

-Esa es la intención, la meta. Los dos momentos que más orgullo me producen de esta temporada son el último partido de CB Almansa y la fiesta del pasado sábado. En el primero, disfruté porque, por primera vez en décadas, vi al pabellón involucrado e identificado con un equipo al que animó sin descanso y con el que sufrió; en el segundo, el pasado sábado, aluciné con como una iniciativa creada en unas horas daba pie a una fiesta a la que acudieron 200 personas para compartir ocho horas juntos bajo una idea y unos valores. Son momentos a repetir, sensaciones a mantener y que otro año habrían sido imposibles.