El Dakar podría cambiar en breve de hogar pero a Sara García eso no le asusta. La carrera automovilística más dura del mundo comenzó en París con la ciudad africana como meta y, en los últimos diez años, se ha celebrado en Sudamérica. Ahora, la organización maneja la opción de trasladar la prueba a Arabia Saudí, un país donde las mujeres apenas cuentan como ciudadanas (hasta el año pasado no podían conducir), y con la sombra del terrorismo islámico. Dos hechos que no amedrentan a la piloto zamorana cuya intención es disputar la edición de 2020 se celebre donde se celebre.

"Está sonando con mucha fuerza Arabia Saudí pero todavía no es oficial", reconoce García que ya ha visto como "prácticamente se da por hecho en medios nacionales" el cambio de escenario. Un traslado que no inquieta demasiado por ahora a la zamorana ya que "queda mucho tiempo y no es la primera vez que se hacen rectificaciones tras la presentación o antes de disputarse la prueba". Además, no esconde su desconocimiento sobre esta zona de oriente y lo que podría esperarla allí. "Nunca he pistado ese país y no sé como va a ser... ya nos irán facilitando detalles", señala.

Por ahora, lo que sí tiene claro Sara García es el papel que tiene la mujer en ese país actualmente. Algo que tiene muy en cuenta, si bien tampoco cree que a ella, Laia Sanz o el resto de pilotos femeninos les "influya mucho". "El Dakar es un núcleo cerrado. Están la organización y los equipos, siendo casi todos los implicados europeos y americanos, por lo que no creo que dentro de la prueba tenga relevancia", señala la zamorana quien contempla la posibilidad de tener cerca la realidad saudíta si como en las últimas ediciones "se utiliza a personal local para llevar a cabo la competición ya que desplazar el equipo necesario desde Francia es muy costoso". Una decisión que la organización ya tuvo en cuenta a lo largo de su reciente estancia en Perú, sede del último Dakar, Argentina o Chile.

García no ha entrado a valorar si desde La Havre se acierta apostando por Arabia Saudí o no. De hecho, recuerda que "en África el papel de la mujer tampoco es de igualdad" y por allí corría en sus inicios del Dakar. La valoración de la piloto sobre el posible destino de la prueba se basó en destacar la labor que podría desempeñar en tierras orientales la carrera más dura del planeta. "Creo que poder ver de cerca un evento del nivel del Dakar en el que la mujer está mucho más integrada puede llevar a muchas mujeres allí a darse cuenta que la situación que tienen no es ni normal ni lógica. Puede ser un click", destacó, deseando que la presencia de la caravana de la que formó parte a principios de este enero ayude a progresar a un país en el que las mujeres pudieron empezar a conducir en 2018.

La valiente zamorana espera poder ser participe de tal actuación en caso de confirmarse el cambio de escenario del Dakar pues, tras debutar en Perú, el reto de Sara García es volver a correr esta prueba y acabarla. "Pretendemos acudir a la próximo edición pero queda mucho por hacer para saber si será posible", explica, añadiendo a la incógnita sobre el país al que viajar otras dudas como "conseguir cerrar el presupuesto y encontrar patrocinadores zamoranos que quieran colaborar con el proyecto cuyo impacto ha sido valorado este año en cinco millones de euros". Inconvenientes a resolver como también lo será, en menor medida, compaginar su preparación con el nuevo cargo que ocupará en la Real Federación Española de Motociclismo.

García aún no ha podido hacer gala de su puesto pero espera aprovechar la oportunidad para "colaborar para crear un buen Campeonato de España de Rallys y trabajar con los pilotos para que la cantera nacional siga creciendo y mostrando la calidad de los pilotos de campo". Pilotos como ella, defensora a ultranza de su disciplina sobre la moto y lejos de la arena.