Aunque todas las victorias sumen los mismos puntos en el casillero, las hay especiales y la de ayer del MMT Seguros fue una de esas. Fue un triunfo de trabajo y sacrificio, de los que pone en pie a un pabellón entregado a su equipo y, sobre todo fue un éxito coral en el que todos pusieron su granito de arena. El rival, el BM Nava, llegaba invicto al Ángel Nieto y ahí se encontró con un Balonmano Zamora que sacó a relucir su mejor cara en un encuentro que se decidió en los segundos finales, para darle aún más emoción.

A pesar de haber contado con una ventaja de hasta 4 goles en el segundo tiempo, la victoria no quedó certificada hasta el final y es que un siete metros de los segovianos puso un 26-26 que dejaba al equipo con la miel en los labios. Sin embargo había tiempo para más, y fue Jaime con una perfecta vaselina quien puso el 27-26 definitivo, un gol al que le siguió una nueva acción defensiva para desbaratar la última oportunidad de los visitantes de haber sacado algo positivo. Además de esa victoria, el partido dejó también la mejor actuación del portero Felipe Barrientos, pudo reivindicarse con grandes paradas que fueron recompensadas por un público entregado. Este marcador coloca a los zamoranos octavos, aunque a un punto con el último equipo que entraría en play-off y a tan solo dos del puesto de ascenso directo, que sigue ocupando el BM Nava.

Si algo tenían claro en el MMT Seguros es que la intensidad no podía fallar y debían competir durante los sesenta minutos, y es que cualquier tropiezo iba a ser bien aprovechado por un equipo que concede muy poco. Desde el inicio se vio claro que los de Leo Álvarez estaban dispuestos a todo para superar a una de las mejores defensas de la categoría. Buen ritmo, ataque alegre y solidez atrás para empezar a ver las primeras rentas en el marcador ante unos segovianos desajustados. A pesar de estas primeras ventajas (5-3, min. 10) no todo era perfecto y la efectividad no siempre estaba acompañando a los locales, aunque tampoco a los visitantes que empezaban a ver despegar al MMT Seguros.

En el minuto 15, y con 8-5 en el marcador del Ángel Nieto, Dani Gordo pidió tiempo muerto para espolear a los suyos y los foráneos parecieron tomar aire ante un MMT que vio como Nava le empataba e incluso se ponía por primera vez por delante (10-11, min. 22). Era un momento clave, y los ‘Guerreros de Viriato’ decidieron dar un paso adelante. Empezó a aparecer la figura de un Barrientos que por momentos se erigió héroe de los suyos, aunque los aplausos fueron compartidos por un Posado que cumplió con creces al detener un siete metros en un momento clave.

Además, la plantilla zamorana también supo paliar en los últimos minutos del primer acto el hecho de jugar en inferioridad por la exclusión de Adrián, que fue, precisamente, quien puso el 13-12 con el que se llegó al descanso. El desgaste había sido máximo, pero no se podía flojear. El trabajo y el sacrificio se aliaron con el equipo, empujado una y otra vez por una afición enloquecida. El Nava gastaba todos sus cartuchos y el ritmo subía en el pabellón. El temor a perder el control del encuentro estaba presente, pero Barrientos y la defensa seguían sólidos ante un rival que no encontraba espacios.

Así llegó la máxima ventaja del encuentro (22-18 en el minuto 47) pero, aunque pudiera parecerlo, no estaba todo dicho. Nava no se rendía y trataba de enloquecer aún más el encuentro. Ahí llegaron los minutos más irregulares en los que, de nuevo en inferioridad, se vivieron desajustes en el equipo y eso permitió a los de Dani Gordo recortar distancias (24-23).

Viendo que todo el trabajo se podía echar por tierra, Leo pidió un nuevo tiempo muerto cuando se vivió la máxima igualdad (25-25). Una nueva parada de Barrientos y un gol de Octavio pusieron el 26-25 que volvió a igualar Nava, pero todavía quedaba tiempo, 40 segundos que debían aprovecharse. Ahí fue Jaime quien se la jugó con una preciosa vaselina que ponía el definitivo 27-26 que Nava trató de equilibrar en unos últimos instantes en los que la defensa mantuvo la importante victoria. Ahí se destacó la locura en el pabellón, para celebrar una justa pero trabajada victoria.