Los Greim de la Guardia Civil efectuarán en los próximos días el atestado para esclarecer las circunstancias en que se produjo el accidente en el que fallecieron los montañeros zamoranos Fernando Casquero, Daniel Camarzana y Rubén González, y aunque en un principio todas las fuentes apuntaron que la caída al vacío se había producido en plena escalada en la pared, poco a poco cobra más peso la posibilidad de que el accidente ocurriese en el tramo final en el que el desnivel es mucho menor y donde podría ser que avanzasen en formación de ensamble, es decir encordados pero sin una fijación.

La Guardia Civil informó el miércoles que "todo apunta" a que en el último largo de escalada, los montañeros se agarraron para asegurarse a un bloque inestable que, "seguramente", se desprendió, por lo que cayeron los tres juntos unos 195 metros.

Los efectivos policiales tan sólo alcanzaron durante los días del rescate la zona en donde aparecieron los cuerpos tras la caída, pero tendrá que ser en el lugar donde se encontraban los montañeros donde aparezcan las pruebas de cómo ocurrió el suceso.

Resulta evidente que si la causa fue la rotura por el peso de los montañeros de la piedra donde se había establecido la reunión -lugar de fijación de las cuerdas- será visible la fractura al tiempo que las cuerdas conservarán las argollas, mosquetones u otras piezas de agarre que estaban utilizando en la pared.

Pero, según los propios montañeros zamoranos y los testimonios que recogieron de los rescatadores con los que convivieron durante varias horas, no encaja demasiado que los anclajes fallasen porque Fernando Casquero escalaba con material de última tecnología que resulta "prácticamente imposible" que pueda fallar. Casquero y sus compañeros no solían utilizar el material de sujección antiguo que encontraban en las paredes sino que empleaban el que ellos mismos portaban y que desmontaban a media que iban avanzando en la pared.

Por contra, si como reconoce la misma Guardia Civil, se encontraban ya en el último tramo que entraña una dificultad de entre III y IV, no sería descartable que los montañeros avanzasen ya en formación de ensamble, es decir, encordados entre ellos pero sin una fijación permanente (reunión). En este estilo de escalada, en caso de caída por exceso de confianza, error en una técnica mal empleada o por una rotura de la roca, se actúa con el contrapeso del compañero, la fijación con el piolet o el pasar la cuerda por una roca u otra fijación en lugares delicados. Esta posibilidad sería compatible con la rotura de la roca a la que apuntan los Greims, ya fuera al intentar hacer firme o bien por una fractura motivada por las propias pisadas de los escaladores. De hecho, los policías destacaron tras el rescate que la orografía era "muy complicada", sobre una zona de roca "muy suelta y descompuesta" que, incluso, obligó a los agentes del Greim a adoptar muchas medidas de seguridad para evitar sufrir un "percance" mientras intentaban el rescate que entraó una gran complejidad por las condiciones meteorológicas.