Rubén García Mateo era un hombre feliz en la meta tras adjudicarse la victoria en el Trofeo Iberdrola y la explicaba así: «Hemos estado atentos a los cortes, y ha llegado un momento en el que la gente empezaba a ir un poco tostada, arrancó la gente buena, y había que estar atentos. Nos hemos metido ahí, con ocho o nueve corredores, luego en el puerto nos quedamos los tres. Estaba legísimos de meta, pero era nuestra apuesta, hemos andado muy bien y hemos podido llegar».

Y al final fue el que rompió las hostilidades en el trío de cabeza: «En la subida yo sabía que Merino iba a estar muy pendiente de nosotros por si arrancábamos, y yo me decidí cuando menos se lo esperaban. Ya no iban muy finos, probé fortuna antes de llegar al repecho final y me ha salido bien».

El corredor del Súper Froiz le tenía ganas a esta carrera porque había sido segundo y quinto en ediciones anteriores y esta vez acertó.