Burgos CF: Aurreko, Nacho Tomás, Maureta, Jesús Muñoz, Saúl, Chietino, Torres, Zurdo, Pekas, Gerika y Arkaitz.También jugaron Héctor, Koke, José Ángel, Pacheta, Lobera, Turzo, Cerezo, Sergio y Del Val.

Zamora CF: Miguel, Dani Mateos, Josete, Dani Hernández, Nacho, Jorge, Miguel, Jacobo, Alberto, Sergio García y Edu. También jugaron Cristian, Hugo, Cala, Woftek, Agustín y Pablo Benito.

Goles: 1-0, min. 6: Gerika. 2-0, min. 12: Nico Chietino.. 3-0, min. 63: Carralero.

Árbitro: Díez Cano (colegio de Burgos). Mostró tarjeta amarilla a los locales Turzo y José Ángel, y al visitante Jacobo.

Serio varapalo para un Zamora al que le pesaron demasiado las piernas durante los noventa minutos, quizá agotados los de Roberto Aguirre por la acumulación de partidos y de desplazamientos en las últimas fechas. Los zamoranos se vieron superados con claridad en El Plantío por un Burgos de Tercera que transmitió sensaciones positivas, se mostró sobrio en las labores defensivas y creó peligro a la zaga rojiblanca.

Por su parte, los de Roberto Aguirre no tuvieron en esta ocasión su tarde a la hora de convertir el peligro generado en goles.

Con todo, y en líneas generales, fue superior el Burgos al Zamora durante buena parte de la contienda, empujado el cuadro que entrena Ramón María Calderé por un marcador muy decantado desde los compases iniciales. Una vez más el Burgos CF comenzó mejor que su oponente, mientras que al Zamora le costaba mantener la posesión del balón. Fruto de estas circunstancias llegó el primero de la tarde. Los locales recuperaron un esférico en la zona defensiva zamorana, el balón llegó a Gerika, que soltó un zurdazo desde la frontal que se coló pegado a la cepa del poste de la portería de Miguel.

El partido no podía comenzar peor para los de Aguirre, recibiendo un tanto en la primera llegada del adversario. No obstante, el Zamora trató de reaccionar tocando mejor y con profundidad en la zona ancha, y en el minuto diez de juego Dani Hernández estuvo cerca de conseguir el empate, aunque Aurreko, con una gran parada, desbarató la mejor oportunidad de los zamoranos durante la primera mitad.

Casi a renglón seguido llegó el segundo gol de los blanquinegros. Gerika botó un saque de esquina y Nico Chietino, de tacón y en posición inverosímil, introdujo el balón en la portería visitante. A partir de ese momento el partido decayó. Ninguno de los dos equipos lograba llegar a la portería contraria con criterio. Las pérdidas de balón se multiplicaron en ambos bandos, por lo que el juego se volvió inconexo. Una cabalgada de Saúl en el 26 rompió la monotonía, aunque al burgalés le faltó acierto en el pase final.

Se llegó al final de la primera mitad sin nada reseñable. Sobre el terreno de juego la diferencia de categoría no se apreciaba y el Zamora experimentaba falta de ligazón y continuidad en su juego.

En la reanudación, el conjunto rojiblanco quiso dar un paso hacia adelante al menos para recortar la desventaja y durante los diez primeros minutos de este segundo periodo pisó con frecuencia el área de Aurreko, aunque no llegó a crear ocasiones claras de peligro.

El equipo colgó muchos balones sobre la caldera y buscaba su fortuna, pero faltó ese último pase o conectar bien alguno de los balones sueltos en el área de los locales para poder acercarse en el electrónico. La balanza se fue equilibrando y los burgaleses volvían a meterse en el duelo, y en el minuto 63 llegó el tercero de los de casa. En una nueva recuperación en zona comprometida, Pacheta asistió a Carralero para que fusilara a Miguel.

El choque parecía visto para sentencia e incluso el rival José Ángel en el 67 tuvo el cuarto tanto para los burgalesistas, pero su cabezazo salió algo desviado. Los minutos fueron pasando y el Burgos tuvo en todo momento el partido controlado pese a que la plantilla de Aguirre buscó hasta el final el gol de la honra.

No llegó y el encuentro acaba con las probaturas lógicas de estas alturas del ejercicio pero con esa sombra negativa que es un marcador tan rotundo como es un 3-0 ante un adversario de Tercera división. Hay trabajo por delante todavía, y tiempo para llevarlo a cabo. Que no se enciendan las alarmas.