El montañero zamorano Martín Ramos descansa en el campo base de Gasherbrum tras conseguir la cima el pasado domingo y medita intentar el ascenso al K-II en las próximas semanas ya que todavía dispone hasta el día 26 de julio de plazo para permanecer en el Karakorum a donde viajó en compañía del leonés Miguel Angel Pérez que, por su parte, se encuentra intentando el Broad Peak, una cima cercana.

El propio Miguel Angel Pérez anunció ayer que Joel, la novia de Jorge Egocheaga, compañero de Ramos en la ascensión al G-II, se quedó a tan sólo cien metros de la cima pero tuvo que darse la vuelta por el mal tiempo en medio de unas condiciones meteorológicas bastante adversas como lo demuestra el hecho de que ese día ninguna otra expedición intentase hacer cumbre.

Martín Ramos, junto a Egocheaga, Joel y al otro asturiano Rafael García, regresaron sanos y salvos al campo base justo cuando comenzaba a complicarse de nuevo el tiempo.

Miguel Angel Pérez se mostró ayer muy contento por la cumbre lograda por Martín porque «tuvo que retirarse de esta montaña en 2004, cuando yo hice cumbre con Julio Coloma, simplemente porque no le quedaban suficientes días de permiso laboral. Algo así me parece que me va a pasar a mi ahora con el Broad Peak, pero no adelantemos acontecimientos».

La cumbre lograda por el montañero zamorano viene a demostrar que la decisión de separarse de Miguel Angel Pérez fue la correcta: «No tenía sentido que él sacrificase una posibilidad real de cumbre por acompañarme al Broad, ni que yo le esperase allí al haber escalado el G-II en 2004», dice Miguel Angel.

El montañero leonés está cumpliendo los plazos lógicos. El pasado sábado subió a dormir al campo I (5.700 metros): «La mochila pesaba como nunca porque, por si acaso había posibilidad de cumbre, subí con todo: tienda, colchoneta, infiernillo, gas, comida, saco de dormir, mono de pluma, manoplas, cuerda, arnés, caso y piolet... Al día siguiente, la mochila pesaba bastante menos, o más bien yo ya me había acostumbrado, y ascendí hasta el campo II a 6.300».

El montañero leonés instaló una nueva tienda y continuó ascendiendo para realizar un depósito de material a 6.700 metros: «Fue un momento especial. En solitario, al atardecer y tras cumplir el objetivo previsto».

Descendió sin contratiempos y se encuentra de nuevo en el campo base, esperando un momento apropiado para atacar la cumbre aunque las previsiones meteorológicas son bastante pesimistas para esta semana: «Con cumbre o, más probablemente sin ella, volveré satisfecho por el esfuerzo realizado y por haber tomado las decisiones oportunas. Mi única decisión errónea se produjo en realidad antes de partir. Para el tiempo que tenía disponible, salí de España demasiado pronto. Los ochomiles del Karakorum seguramente acabarán por escalarse en la segunda mitad de julio, pero será demasiado tarde para mí».