El zamorano Martín Ramos culminó el lunes felizmente la ascensión a su quinto "ocho mil" regresando sano y salvo al campamento base del Gasherbrum II tras un descenso que se saldó felizmente sin problemas pese a la fuerte nevada que le obligó a refugiarse en el campo III (7.0000 metros) tras alcanzar la cumbre en la mañana del domingo junto a los asturianos Jorge Egocheaga y Rafael García Belderraín.

El montañero zamorano tan sólo ha tenido que lamentar algún problema de congelación en los pies, ya habituales en sus últimas expediciones, pero no parece que supongan ninguna gravedad. Ramos se tomará ahora unos días de descanso en el campo base del G-II en los que meditará sobre la posibilidad de atacar el mítico K-2 tal vez la montaña más complicada de las catorce que superan los 8.000 metros, un objetivo que afrontaría con estos mismos compañeros y tal vez con el leonés Miguel Angel Pérez que viajó con él al Karakorum pero que optó por ascender estos mismos días el Broad Peak, una cima cercana al GII.

Los tres montañeros se mostraron enormemente satisfechos por la rapidez con que alcanzaron la cumbre del Gasherbrum II tan sólo doce días después de llegar al campo base y cuando hay expediciones que no han podido pasar todavía del campo I. La cima del GII era relativamente asequible hace una década, pero en la actualidad exige un gran compromiso, según ha reconocido, porque se encuentra muy agrietada y con gran cantidad de resaltes, seracs y riesgos de avalanchas como consecuencia del cambio climático y del calentamiento global.

Si el Gasherbrum supone el quinto "ocho mil" para Martín Ramos, es el noveno de Jorge Egocheaga y el segundo para el gijonés Rafa Belderraín.

Los tres alcanzaron la cumbre a las 9 de la mañana del pasado domingo tras una ascensión realizada con total normalidad. El mal tiempo reinante les obligó a pernoctar en el campo III, lo que desató en un principio las alarmas pese a la gran experiencia que atesoran ya estos montañeros. Sin embargo, la ventana de buen tiempo que se abrió el lunes les permitió continuar el descenso y alcanzar sin mayores sobresaltos el refugio del campo base a las 12.00, hora española cuando caía la tarde en Pakistán.

Martín Ramos ha vuelto a acusar los problemas de congelación que ya había sufrido en sus últimas ascensiones, pero sigue presentando una enorme capacidad de adaptación a la gran altitud como demuestra el buen estado físico con que completó su odisea en el GII.

El historial del montañero zamorano se continúa agrandando además junto a otros compañeros de reconocido prestigio como es el caso de Jorge Egocheaga, Carlos Pauner o el fallecido Iñaki Ochoa, entre otros muchos, con los que ya ha tenido oportunidad de convivir en sus nueve expediciones a la cordillera del Himalaya y Karakorum.

Martín había ya realizado un primer intento de asalto a la cumbre del GII en 2004, pero entonces la ascensión no se pudo realizar en tan poco tiempo como ahora, y sus vacaciones se agotaron justo dos días antes de que sus compañeros de cordada coronasen la montaña.

Ahora se ha tomado la revancha y, además, de forma brillantísima. Si su recuperación física se produce con normalidad, nadie duda de que intentará alcanzar la cumbre de mayor prestigio en la actualidad como es el K-2. Ha demostrado sobradamente que tiene capacidad para lograrlo.