El pulpo, animal de ganadería en Porto

La primera feria de la temporada transcurre sin la presencia de reses, que aún aprovechan los pastos de la sierra

Los comerciantes y feriantes acuden a la primera feria de Porto de la temporada ante la ausencia de ganado. | A. Saavedra

Los comerciantes y feriantes acuden a la primera feria de Porto de la temporada ante la ausencia de ganado. | A. Saavedra

La primera feria ganadera de la temporada en la villa de Porto se desarrolló sin presencia de ganado en el ferial y escasez de ventas, dos caballos con destino a los pueblos vecinos de San Martín de Castañeda y Barjacoba.

La ausencia de reses era lo esperado en el ferial en estos arranques de temporada con todas las vacas y las yeguas en la Sierra de Porto, aprovechando los pastos de una generosa primavera, una tónica que se mantendrá al menos hasta la feria principal de exposición, del 26 de agosto. Los vendedores ambulantes también fueron minoritarios, dos puestos que prácticamente acuden desde Ourense a lo largo de las ferias programadas.

Galicia, siempre presente

Sindo Ferreiro lleva seis años desplazándose hasta la villa con su puesto de chacinería, un trabajo que le gusta porque le da libertad. Durante 40 años trabajó en una fábrica de galvanizados en Hamburgo hasta que se volvió a la provincia de Ourense, para montar un bar que atiende su mujer y el negocio de la venta ambulante que lleva él, de feria en feria. Aunque nacido en la ciudad alemana, donde emigraron sus padres por las venas le corre sangre gallega. A su lado, otra de las vendedoras de ropa que lleva dos décadas desplazándose desde Verín. El negocio va a menos porque muchos de los clientes se han ido muriendo o se los han llevado. Es difícil encontrar ropa de color negro, que es lo que más le piden para el día a día o para ir arreglado fuera del pueblo.

El pulpo, animal de ganadería en Porto

El pulpo, animal de ganadería en Porto / A. S.

Si hay un aspecto importante a valorar es la constancia de los vendedores ambulantes que pese a que desde el Covid los negocios van a menos y se han tenido que reinventar. Manuel Castro, uno de los habituales desde que tenía once o doce años y venía con su padre a instalar los calderos para cocer el pulpo.

En los años 30 su abuela Teresa de Verín puso en marcha el negocio, un negocio que pasó a manos de su hija Teresa y que ahora lleva Manuel. Rememora de la época de su abuela que "no estaba hecha la carretera" y tenían que transportar todas las cargas al hombro. El pulpo fue ayer la ganadería más nutrida que pasó por Porto, si se descarta como animal de compañía. Los más cercano al vacuno fueron los callos del bar de Sole.

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