La pesadilla de un hombre de 91 años de Sanabria por una colonia de gatos enfermos

Una docena de gatos con signos de enfermedades visibles se ha instalado en la finca de un vecino nonagenario

Colonia felina de Pedrazales, donde un anciano convive con esta manada de al menos una docena de ejemplares. | A. Saavedra

Colonia felina de Pedrazales, donde un anciano convive con esta manada de al menos una docena de ejemplares. | A. Saavedra / Araceli Saavedra

A sus 91 años Francisco de Prada intenta mantener a raya una colonia de gatos abandonados que se refugian en su finca, e impedir que entren en el interior de la vivienda familiar en Pedrazales. Una colonia feral de entre 12 y 15 ejemplares acuden a refugiarse y comer al patio de este nonagenario y su hija, una de las pocas viviendas abiertas todo el año en el pueblo. Los vecinos afectados piden que alguien se haga cargo de capturar los animales y sacarlos del lugar, por el problema que representa esta concentración de gatuna.

Han tocado a todas las puertas, mejor dicho a todas las administraciones, desde la Junta al Ayuntamiento, pasando por el Seprona, pero nadie se hace cargo del control de los animales unos por falta de competencias y otros, en el caso del Ayuntamiento de Galende, por falta de medio, como así se lo han trasladado desde el consultorio a los afectados.

Sin vacunar, sin desparasitar, algunos con signos externos visibles de enfermedades en la piel, abandonados de manera intencional en unos casos y en otros animales domésticos de vecinos del pueblo que han cerrado la puerta en invierno. Fuera del hogar se refugian en una de las contadas casas donde le dan algo de comer para que no se mueran y para que no entren dentro de la vivienda. Esa es la preocupante y desesperante costumbre que han adquirido cada vez que ven la puerta abierta, como relata la hija de Francisco. "Tienes que darle de comer fuera porque no los sacas de casa. En cuanto ven abierto se meten".

Denuncian la inacción de las autoridades en el control de una colonia feral en Pedrazales

Denuncian la inacción de las autoridades en el control de una colonia feral en Pedrazales / Araceli Saavedra

En una ocasión "como en casa no teníamos gato, recogimos un siamés que abandonaron en Castellanos, estuvo con nosotros 8 años pero ya hace 10 años que murió". Desde entonces cada vez fueron llegando más gatos, de los que sueltan intencionadamente en verano y de los que han criado asilvestrados. Las hembras paren "fuera" en el monte pero cuando crecen un poco las crías "las traen aquí". Son huidizos y no dejan que nadie se acerque. A alguna de estas crías la echan en falta en el patio de Francisco porque debe haber un zorro al acecho que ya se ha llevado algún gato pequeño. La totalidad de los animales están sin esterilizar y tienden a concentrarse, en este caso en su patio. Con los contados rayos de sol hasta nueve gatos salen a solazarse entre las plantas de jardín, en la escalera y entre las ramos de los laureles, y se mantienen expectantes sin que ni sus benefactores puedan acercarse.

"Los gatos son forasteros" y cuando en verano se empiezan a abrir las casas del pueblo "algunos se van de aquí a otras casas a buscar que le den de comer". "Aquí los tenemos todo el invierno y vamos a tener que marchar nosotros" dice Francisco medio en broma, medio enfadado.

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