El vecindario de Valdespino culminó las fiestas en honor a Nuestra Señora de La Guía con la entrega del pan de la Virgen en el interior del templo. Un ciento de bollos que "no se ponen duros", en palabras de las vecinas, y los devotos de esta advocación de María, niños y adultos, se prestaban a recoger a los pies de la imagen, tras la procesión.
Con el trono a hombros, los hombres sacaban la imagen para relevarse, hombres y mujeres, en el recorrido procesional hasta le ermita de la localidad. Instantes antes, el párroco Miguel Ángel Fernández Orduña bendecía los panes, señal de abundancia, para el momento de regresar a la iglesia cumplir con esta tradición.
El pendón
En un domingo de viento, los voluntarios que llevaron el pendón trabajaron con fuerza arrimando todos los brazos, para evitar que las ráfagas trastocaran su acompañamiento abriendo la procesión, seguida de la cruz parroquial y el estandarte.
En la ermita de Valdespino hubo una oración en recuerdo de enfermos y mayores, en residencias y hospitales, que no pudieron estar en este día. De vuelta al templo inicial, se recogía el pan que cierra el homenaje a la Virgen de la Guia.