La Opinión de Zamora

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El poblado del Salto de Castro: de capital gallego a toledano

El complejo pertenecía hasta ahora a un conocido empresario pontevedrés, cofundador del diario El Mundo

Arriba, varios edificios en mal estado del poblado. A la izquierda, la iglesia del asentamiento. Abajo, vista aérea del complejo junto al río Duero.| | LOZ

El principio de acuerdo para la compra-venta del poblado del Salto de Castro revive la esperanza de los alistanos de convertir las construcciones abandonadas en un complejo turístico. Un sueño que compartía también el dueño que ahora vende el complejo. La propiedad pertenece a la sociedad Espiñeira, de origen gallego, de la que forma parte Balbino Fraga Casaleiro. Se trata de uno de los fundadores del diario El Mundo junto a Pedro J.Ramírez, Juan González y el ya fallecido Alfonso Salas y fue director general del grupo Unidad Editorial (Unedisa) hasta su jubilación.

“Nito” Fraga, como es conocido en su parroquia natal de Beluso, en el municipio pontevedrés de Bueu, reside desde hace décadas en Madrid, donde desarrolló gran parte de su trayectoria profesional. “Yo formé parte de la sociedad que compró el poblado a Iberdrola hace años. La idea era convertirlo en un complejo de turismo rural, pero desafortunadamente la sociedad no continuó con su expansión y se quedó ahí”, explicaba ayer desde su residencia en la capital de España.

La sociedad propietaria se llama Espiñeira de Inversiones, “un nombre muy gallego”, como dice el propio Balbino Fraga. Y la nueva propiedad es Iniciativas FAOS, una constructora con sede en Toledo, que ha pagado 300.000 euros por el poblado de Salto de Castro, según explican desde la asesoría jurídica, patrimonial e inmobiliaria Royal Invest Madrid, que se encargó de negociar la operación.

44 viviendas

Esta población forma parte del municipio de Fonfría, se construyó a mediados del siglo XX junto a la presa hidroeléctrica de Castro y se encuentra en la Reserva de la Biosfera Meseta Ibérica y en el Parque Natural Arribes del Duero, justo al lado de Portugal. Salto de Castro perteneció inicialmente a la empresa Iberduero, posteriormente Iberdrola, hasta que fue adquirido por la sociedad de la que forma parte Balbino Fraga. “Fue una oportunidad que surgió a través de la persona que llevaba la gerencia del diario El Mundo en la zona de Castilla y León. Me convenció para entrar e intentar desarrollar ese proyecto turístico”, cuenta el vecino bueués. Un desarrollo que quedó truncado por la crisis inmobiliaria de 2008.

Vista aérea del poblado del Salto de Castro LOZ

Salto de Castro cuenta con 44 viviendas, bar, iglesia, escuela, una hospedería con capacidad para 14 habitaciones, un antiguo cuartel de la Guardia Civil, una piscina y zonas deportivas. La población se construyó durante la década de 1940 para albergar a los trabajadores que construyeron la presa de Salto de Castro y a sus familias. Cuando los trabajos concluyeron el poblado siguió habitado y en la década de 1970 se llevó a cabo una ampliación de la central hidroeléctrica. Su declive comenzó con el proceso de automatización de las instalaciones y las viviendas cerraron definitivamente en el año 1989. “Ahora mismo las utiliza la Guardia Civil como una zona de prácticas”, explica Balbino Fraga.

Interés mundial

El anuncio de Espiñeira de Inversiones generó un enorme interés y las consultas de información y ofertas llegaron no solo desde España, sino desde todos los puntos del planeta. Brasil, India, Francia, Italia, Argentina e incluso hubo entrevistas con una empresa de Nueva Zelanda. La mayoría eran propuestas ligadas al turismo rural, aunque también había alguna para un centro de inmersión lingüística.

Iglesia del poblado. LOZ

El precio de salida se estableció en 240.000 euros y la venta finalmente se cerrará en torno a los 300.000 euros, tal como explica Romuald Rodríguez desde Royal Invest Madrid. Hubo ofertas económicamente superiores, pero algunas de ellas llegaron cuando Balbino Fraga ya había llegado a un acuerdo con Iniciativas FAOS y se decidió por mantener la palabra dada. “También era muy importante el proyecto de los compradores y que fuese viable. A nosotros nos tocó hacer un importante trabajo de investigación y para comprobar la solvencia de los interesados”, explican desde Royal Invest Madrid. Un trabajo que dirigió la asesora jurídico-patrimonial María Martín Abril.

La conversión de este antiguo poblado vinculado a la central hidroeléctrica en un complejo de turismo rural supondrá la creación de entre 25 y 60 puestos de trabajo, en función de la época del año. La empresa toledana que finalmente se hará con la propiedad cuenta con el respaldo de un grupo inversor chileno y está en disposición de invertir unos 3 millones de euros en esta iniciativa.

Sacarse una "espinita" clavada

Una cantidad de dinero que les hará buena falta. La principal tristeza de Balbino Fraga es el estado en el que se encuentra el poblado. El abandono el poblado vino acompañado de un auténtico expolio de cualquier cosa que fuese susceptible de ser aprovechada. La mayoría de las construcciones necesitan una profunda remodelación, comenzando por la hermosa capilla que forma parte del núcleo de Salto de Castro. La adquisición de Iniciativas FAOS servirá para que “Nito” Fraga se pueda sacar una “espinita” que tenía clavada desde hace demasiado tiempo por culpa del fallido desarrollo de este proyecto turístico.

Éste no es el primer intento de la sociedad Espiñeira de Inversiones y de Balbino Fraga de vender el poblado de Salto de Castro. Hace años ya salió a la venta con un precio muy superior que no llegó a fructificar. Ahora, después del punto de inflexión y ajuste de precios que ha supuesto la pandemia del COVID lo ha vuelto a intentar. Esta vez con éxito.

Estado ruinoso de uno de los edificios del poblado del Salto de Castro. Loz

De todos modos este no es el único poblado del que es propietaria esta empresa con raíces en Bueu. La auténtica joya de la corona es el complejo turístico de Aldeaduero, al lado del propio río Duero y en la provincia de Salamanca. También fue un poblado construido por Iberduero, en esta ocasión para levantar la presa y central hidroeléctrica de Saucelle.

Este complejo sí que está en funcionamiento e incluye 26 viviendas, un hotel de cuatro estrellas, una hospedería y hasta un helipuerto. “Antes de la pandemia estaba valorado en 9,5 millones de euros y saldrá a la venta por cerca de 5 millones, negociables”, explican desde Royal Invest Madrid, que también se encargarán de la operación. No parece que vayan a existir demasiados problemas para su venta ya que ya hay constatado interés desde lugares como Arabia Saudí o una comunidad religiosa cristiana de Alemania con una fuerte vocación ecologista.

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Maniobras de la UME en el poblado del Salto de Castro (Zamora) Javier de la Fuente

Familia de industriales

“Nito” Fraga Casaleiro forma parte de una familia muy conocida en Bueu y en la parroquia de Beluso. Sus abuelos maternos procedían de Portugal, un matrimonio formado por Manuel Casaleiro Pereira Guerra y Guillermina Domínguez de Sousa. Antes de instalarse en Beluso estuvieron en Vilaboa y Arousa y en la parroquia bueuesa consiguieron prosperar. La familia tuvo, entre otros negocios, un cine y un baile.

Su padre. que también se llamaba Balbino, fue profesor y estuvo destinado en varias escuelas hasta que se jubiló en la Náutica de Placeres. “Nito” Fraga estudió Económicas y Sociología en Madrid y desde muy joven estuvo vinculado al mundo de la prensa. Primero en Galicia y luego en Madrid, donde formó parte de Diario 16, Cambio 16 y posteriormente fue uno de los miembros fundadores de El Mundo, donde ocupó el cargo de director general hasta su jubilación en 2002. Luego aún formó parte del consejo de Unidad Editorial y asesor de la presidencia. A sus 85 años observa con evidente preocupación la evolución de los medios de comunicación y de la prensa escrita en particular. Una preocupación que deriva tanto de los retos que afronta el periodismo como por la intromisión y manipulación por parte de los poderes políticos.

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