Instituciones, asociaciones, vecinos y jóvenes forman un frente común para salvaguardar las mascaradas de invierno, unas de las tradiciones con mayor patrimonio material e inmaterial de la provincia de Zamora. Dos años seguidos van ya si poder celebrarse las obisparras en los doce días mágicos que van desde Navidad y San Esteban Protomártir hasta el día de Año Nuevo.

Llega este año 2022 con importantes cambios y novedades para las mascaradas de invierno de la provincia de Zamora.

La Diputación, a través del Área de Cultura, que tiene como responsable a Jesús María Prada Saavedra, realizará próximamente una convocatoria oficial de ayudas para este ejercicio con un montante total de 20.000 euros.

Por primera vez las subvenciones de la Diputación de Zamora no irán destinadas a los ayuntamientos donde se celebran las mascaradas, como sucedía hasta ahora, sino que se concederán las asociaciones culturales de los pueblos que se encargan de organizarlas, las cuales serán también a su vez las encargadas de solicitarlas, gestionarlas y luego fiscalizarlas (justificarlas).

De esta manera se elimina un eslabón de la cadena lo que a su vez supone reducir los trámites burocráticos. Son los propios alcaldes quienes han propuesto el nuevo sistema: “Las mascaradas sobreviven la mayoría de las veces gracias a los vecinos y en particular a un grupo de voluntarios que se desviven por no perder las tradiciones. Por ello creemos que lo más justo es que sean ellos quienes reciban las ayudas y las gestionen directamente”.

Entre esas asociaciones cultural y de vecinos en la comarca natural de Aliste, Tábara y Alba que desarrollan este cometido están: “Amanecer de Aliste”” de Riofrío, “El Castro” de Abejera de Tábara, “Los Diablos” de Sarracín de Aliste, “Tafarrón y Madama” de Pozuelo de Tábara, “Aires de Aliste” de Pobladura, “Peña Agüe” de Villarino tras la Sierra y “El Atenazador” de San Vicente de la Cabeza.

La organización de mascaradas se viene haciendo altruistamente desde tiempo inmemorial por parte de los mozos y así sigue siendo, ayudados por los casados y personas mayores. Los principales gastos se originan a la hora de preservar o restaurar la indumentaria y los enseres utilizados como es el caso de las “Carochas” para los Diablos y las “Tenazas de Escalera” a los ancestrales cencerros y cencerras de vacas, cabras y ovejas. Se seguirá así mismo apoyando la asistencia de las mascaradas a festivales nacionales e internacionales, así como las publicaciones que apoyen y den a conocer las mascaradas de invierno zamoranas. Un ejemplo es la revista “Carochos” que edita “Amanecer de Aliste” de Riofrío.

Las mascaradas alistanas de Riofrío (Los Carochos), Sarracín (Los Diablos) y Abejera (Los Cencerrones), las tres en el mismo municipio, cuentan con la particularidad de que uno de sus personajes, el “Gitano”, como antaño hacían los de su raza cuando iban de pueblo en pueblo, aparece en la Obisparra siempre montado en una burra. En Riofrío los Carochos necesitan dos burras más para tirar del carro agrícola que utilizan en “La Salida”. El declive del sector agroganadero en Aliste ha traído consigo que en muchos de los pueblos ya no quede ni un solo ejemplar de asnal de la raza autóctona de pura sangre “Zamorana-leonesa” de origen alistano.

Por este motivo la Diputación de Zamora seguirá cediéndoles altruistamente burras de su propiedad desde la finca de Madridanos a través del área de Agricultura y Ganadería.

“Las mascaradas de invierno de nuestros pueblos son un auténtico referente de la cultura tradicional de la provincia de Zamora entre San Esteban Protomártir, el 25 de diciembre, y Año Nuevo, el 1 de enero, y desde la Diputación de Zamora seguiremos apoyándolas un año más para que los pueblos puedan preservarlas manteniendo su indumentaria y sus rituales, su esencia más pura, para trasmitirlas a las nuevas generaciones y que no se pierdan” señalaba ayer Jesús María Prada Saavedra.

Pueblos como Abejera de Tábara no solo están dispuestos a preservarlas sino incluso para el 1 de enero de 2023 recuperar una parte de “Los Cencerrones” ahora perdida y que antiguamente era la más importante: Las “Venturas” (Felicitación del Año Nuevo a los vecinos) y “La Pedida” (de los aguinaldos) cosas unidas entre sí y que se hacían simultáneamente de casa en casa en un ritual presidido por el “alcalde de Mozos”.